Sangra la vida
y encendiste mi cielo
con tu luz,
esa luz oscura
que nos unió
en la tumba.
Mi estrella fuiste tú,
mi perdición, mi desdicha.
¡Los cuervos aletean!
Escucha, estoy a su
alrededor, junto a ti,
con ellos, en el abismo
que nos unió.
Trato de olvidarte,
pero falta tu presencia,
hace tanto tiempo, que
ya casi olvidé tus besos.
Mas sueño en la vorágine
de tus brazos,
¡hace ya, tanto tiempo!
que entre sueño y sueño
te beso;
mas no consigo
ni en pensamiento,
quizás porque un día
a ti pertenecieron.
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