Que dura la noche solitaria que fracasa sin confianza
y vierte el poder de la mirada.
La penumbra se extingue amarga,
alarga sus brazos sedienta
de lágrimas.
Una brizna solloza y muere en la
alborada sin voz.
¡Qué vida más estática!
El silencio de los bosques y el murmullo de las flores.
En manos del destino desperté
y sobre la remembranza lloré.
Pura melancolía tu ausencia
donde solo queda esencia,
y el recuerdo se vuelve sombra
en la alborada que zozobra.
¡Cuanto dolor me acompaña,
en esta mañana desanimada!
Ausente futuro en un presente oscuro.
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