Ahora que los años han pasado, mis raíces
se han quedado secas, y mis ramas desnudas,
vuelvo a viajar en la melancolía de lo que fui.
Me encuentro en una historia sin tiempo,
una noche sin estrellas y un cielo sin sol.
Es como una estación sin nombre, ni destino,
cuyos raíles se pierden en el andén salvaje.
Qué esbelta la esencia calmada que siente la bravura,
que embriaga y seduce la corteza del alma.
Sus versos son como el fuego en primavera,
que te hace prisionera de su sutil verborrea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario