Los hermanos

El escepticismo formaba parte de la vida de los hermanos Tesom. Aquella mañana una interrogación apareció en su mente durante la lectura del diario mientras tomaban un café.

¿Por qué no se parecían si eran gemelos?

Tras leer la noticia de que unos gemelos después de 30 años descubrieron que no eran hijos del mismo padre, una duda asaltó su mente.

Jhon, el mayor de los dos, cogió una gaseosa, miró a su hermano y le dijo que lo esperaba en el taller. Thom, lo observó mientras se iba. Él no estaba dispuesto a tener esa inquietud toda su vida.

Hasta la cocina llegaba la voz de su madre que había empezado a cantar Blakis Black. Sonrió. Sabía que desde que su padre la abandonase no tenía más que jirafas en la cabeza. <pobrecilla> se dijo. Sabía que era infeliz, pero creía que sus hijos no se daban cuenta.

Fue hasta la habitación donde su madre cantaba. 

—Madre, quiero preguntarle algo. ¿Mi hermano y yo somos hijos del mismo padre? He leído en el diario que... 

Su madre sonreía irónicamente. 

—Hijo, como puedes pensarlo siquiera. ¿En serio crees que te respondería?

Thom percibió un extraño brillo en sus ojos. Dudó y recordó el día que su padre los abandonó justo después de que les hicieran el examen de acceso para jugar en el equipo de baloncesto del instituto. 

¿Y si no era su verdadero padre? Pensó en voz alta. 

Su madre soltó una carcajada y dijo:

—Veo que sigues siendo el más listo de los dos. ¿Recuerdas al señor Jovis, el director de la escuela? Fue una mañana de fría lluvia y fijate el resultado. ¡Gemelos! 

¿De dónde crees que saqué el dinero para montar el taller? 

Thom, estaba atónito, pero también aliviado. Al menos sabía quién era su padre. Sin decir palabra se marchó al taller de planchistería que ambos habían montado en el pueblo. Tras el primer año de dificultad tenían una muy buena clientela. 

Envió a Joe, su aprendiz a la fábrica de metalúrgica para recoger varios recambios que esperaban desde hacía varios días.

Contó a Thom lo hablado con su madre. Su rostro de estulticia hablaba por sí solo.

—Nunca hubiera imaginado algo así. Ahora comprendo por qué papá nunca ha querido saber nada de nosotros. Su dolor debió haber sido muy grande. ¿Cómo pudo mamá hacer algo así? Y lo peor es que si no hubiese sido por el diario no mlo hubiéramos pensado.

—No le des vueltas Thom, la vida es extraña con las personas y el destino a veces macabro. Mamá cometió un error y lo pagó con creces.

Ambos se miraron y sin pensar más en ello siguieron con su rutina.

#DesafioDosPalabras