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viernes, 19 de septiembre de 2025

Entre bambalinas

 


«Bailarina con ramo de flores» (Edgar Degas – 1878) en Relatos conjuntos

Para continuar, Traición, la historia de Paula, que Sean continúa y ahora yo...


Helena la sostiene apenas un instante, lo suficiente para que el cuerpo no caiga de golpe, y luego la deja resbalar suavemente al suelo. El murmullo lejano del público aún aplaudiendo llena el vacío tras la cortina.

Helena se agacha, recoge el ramo y lo coloca con cuidado sobre el pecho inerte de Núria. Con la misma calma con que cambia de máscara antes de salir al escenario, revisa su propio maquillaje en un pequeño espejo de bolsillo. Ni una mancha, ni un temblor.

Desde el pasillo llega la voz de un técnico:

—¡Helena! ¡Sube, que os reclaman a las dos!

Ella sonríe para sí, la sonrisa del triunfo largamente esperado. Se inclina sobre el cuerpo de su colega y susurra:

—Ya no serás tú el centro de todas las ovaciones.

Después se incorpora, alisa su vestido con un gesto elegante, y avanza hacia la luz de los focos como si nada hubiese sucedido.

La ovación que la reclama suena lejana, casi irreal. Helena da unos pasos, pero sus piernas tiemblan como si no fueran suyas. Se detiene. El aire pesa. Mira atrás: el cuerpo de Núria permanece tendido, inmóvil, con esa expresión sorprendida que nunca olvidará.

De pronto, una punzada le atraviesa el estómago. El triunfo se siente hueco, vacío. Era eso lo que había soñado tantas noches: ver a Núria eclipsada, borrada de los escenarios, dejar de ser "la eterna segunda". Y ahora que lo ha conseguido, un vértigo extraño la empuja hacia el abismo.

—No... no era así... —murmura, llevándose una mano a la frente.

Se obliga a respirar. ¿Qué otra cosa esperaba? La perfección exige sacrificios, siempre lo supo. El mundo aplaude a las diosas, no a las sombras. Y ella, Helena, nunca más será sombra.

Aun así, al mirarse de nuevo en el espejo de bolsillo, un estremecimiento la sacude: sus propios ojos le devuelven una mirada distinta, desconocida, como si no le perteneciera. Una sonrisa tirita en sus labios, pero la borra de inmediato. El aplauso arrecia, casi atronador, y de pronto Helena no sabe si la llaman a ella… o si el sonido invisible de la sala aplaude el último acto de Núria.




12 comentarios:

  1. El que ama lo que hace siempre florece. Me gusto tu relato. Te mando un beso

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  2. Una danza muy mágica la de esa bailarina ejemplificada en el cuadro de Degas. Casi como una ninfa primaveral.

    Un beso dulce y dulce fin de semana.

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  3. This is so beautiful. It feels like a dream dance. I'm linking you to FFO and have a nice weekend.

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  4. Adorei o texto...obrigada por oferecer essa leitura ...

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  5. Gostei muito desse espaço, estou seguindo o blog

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  6. Molt bo! 👏👏👏
    I aquesta ovació va per tu, per saber explicar les sensacions de l'Helena just després de perpetrar el seu macabre pla.
    Aferradetes, Núria.

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  7. L'enveja i la gelosia ja ho tenen això, malgrat haver aconseguit el seu "objectiu" l'Helena continua sense estar satisfeta... i segurament mai ho estarà.

    Expresses molt bé aquest sentiment fallit en el teu relat. Felicitats!

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  8. Maravilloso relato, el público aplaude a las dos, porque las dos trabajaron duro para llegar ahí, maravillosa s imágenes.
    Besos, que pases un feliz fin de semana

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  9. Quin bon final!
    El problema de l'Helena no serà, només, si la descobreixen o no, sinó el dubte permanent sobre ella mateixa i el seu desitjat èxit.

    Un aplaudiment també per a tu.

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  10. Bowing before the artist ;-) Very well, done, Nuria.

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  11. Lo cierto es que tu relato entre bambalinas, no con ese final exactamente, si que podría haber sido real hasta cierto punto.
    Un besazo!

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  12. Un relato que estremece porque la perfección siempre sale cara. Abrazos

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