«Al otro lado de la puerta»
Segunda aportación al reto, Un libro abierto de Ginebra Blonde.
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Llegué a aquel lugar perdido, entre las montañas, tras varias lunas. El papiro que por casualidad encontré en el museo dentro de una vasija oculta en el interior del sepulcro del faraón Amunraba, no mentía. Allí estaba la puerta que me llevaría a otra dimensión. Me acerqué recelosa, con el corazón latiendo acelerado, y justo cuando estaba a punto de abrir la puerta; un estruendo resonó en el aire y un retumbar sordo sacudió el suelo bajo mis pies. Una grieta se abrió ante la puerta, revelando un vacío oscuro que parecía extenderse hacia lo infinito. Una fuerza extraña me empujaba hacia la grieta, amenazando con engullirme en su profundidad. Me aferré con ímpetu al marco de la puerta, luchando contra lo invisible que tiraba de mí hacia el abismo. En medio de mi resistencia, apareció un ser etéreo con ojos brillantes, que observaba con curiosidad.
—"¡No pases por la grieta! ¡Es un engaño!", advirtió.
Logré liberarme de la atracción de la grieta y retrocedí hacia la seguridad de la puerta. El ser me señaló un destello en el suelo, revelando un viejo amuleto que emanaba una luz protectora. Lo cogí sin dudarlo y sentí una cálida energía que me envolvía y protegía contra la atracción maligna. Aquel ser me explicó que la puerta había sido manipulada por una entidad maligna que pretendía atraer a humanos hacia la oscuridad para devorarlos, advirtiéndome que nunca más debía volver y que el papiro no podía regresar conmigo. No le pregunté si formaba parte de esa entidad maligna por miedo a las consecuencias. Así que le entregué el papiro y me fui para no regresar jamás.
Llegué a aquel lugar perdido, entre las montañas, tras varias lunas. El papiro que por casualidad encontré en el museo dentro de una vasija oculta en el interior del sepulcro del faraón Amunraba, no mentía. Allí estaba la puerta que me llevaría a otra dimensión. Me acerqué recelosa, con el corazón latiendo acelerado, y justo cuando estaba a punto de abrir la puerta; un estruendo resonó en el aire y un retumbar sordo sacudió el suelo bajo mis pies. Una grieta se abrió ante la puerta, revelando un vacío oscuro que parecía extenderse hacia lo infinito. Una fuerza extraña me empujaba hacia la grieta, amenazando con engullirme en su profundidad. Me aferré con ímpetu al marco de la puerta, luchando contra lo invisible que tiraba de mí hacia el abismo. En medio de mi resistencia, apareció un ser etéreo con ojos brillantes, que observaba con curiosidad.
—"¡No pases por la grieta! ¡Es un engaño!", advirtió.
Logré liberarme de la atracción de la grieta y retrocedí hacia la seguridad de la puerta. El ser me señaló un destello en el suelo, revelando un viejo amuleto que emanaba una luz protectora. Lo cogí sin dudarlo y sentí una cálida energía que me envolvía y protegía contra la atracción maligna. Aquel ser me explicó que la puerta había sido manipulada por una entidad maligna que pretendía atraer a humanos hacia la oscuridad para devorarlos, advirtiéndome que nunca más debía volver y que el papiro no podía regresar conmigo. No le pregunté si formaba parte de esa entidad maligna por miedo a las consecuencias. Así que le entregué el papiro y me fui para no regresar jamás.
Siempre termina siendo lo mejor darle la razón a esa clase de entidades, más que nada por simple precaución.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Totalmente, mejor hacerles caso 😊 gracias por tu visita y comentario, un abrazo.
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