En aquel templo distante y olvidado, los sueños y las sombras eran la realidad que desdibujaba la neblina del tiempo. Forjeisen, era explorador, y tras un largo viaje por tierras áridas, llegó a un antiguo templo oculto entre unas montañas: «El templo olvidado», masculló. Entró en su interior en busca de respuestas, de conocimiento. Sus pasos retumbaban en el suelo de piedra. Siguió las indicaciones del mapa ajado y deteriorado apenas ya visible hasta una antigua recámara oculta tras un inmenso tapiz, que ocultaba un pasadizo a otra recámara más amplia; allí extraños jeroglíficos describían una historia olvidada, perdida en el tiempo. Durante un rato se quedó observando los signos y dibujos. Experimentó una extraña incomodidad, como si usurpara algo que no le pertenecía, cuando desde las sombras inertes de la pared pareció salir una voz que susurró dentro de su cabeza.
«Escucha mi voz, verás más allá de lo que tus ojos puedan percibir». Intrigado, cerró los ojos y se sumergió en la oscuridad. Entonces sintió una serenidad que jamás había sentido, y sin saber cómo, un mensaje se grabó en su mente. «El verdadero poder reside en la vida. La luz llegó el primer día y separó las tinieblas. La luz se llamó día, y la oscuridad se llamó noche. En el segundo día, se desarrolló una inmensidad que separó el agua. Esta extensión se llamó, cielo. El tercer día, se formó un suelo seco en el que se recogió el agua. Este suelo seco se llamó tierra, y el agua recogida se llamó mar».
Hoy tu relato no solo fue incómodo para el protagonista, a mí me causo un poco de terror.
ResponderEliminarDebe ser horrible sentir querer salir y no poder hacerlo.
Un besote grande.
La verdad es que si, supongo que por eso percibía esa incomodidad, porque algo presintió. Un fuerte abrazo
EliminarPor algo sentía tanta incomodidad, pero ya era tarde para volver atrás, muy buen micro Nuria, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Muchas gracias Patricia, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarBien Nuria. Buen relato. Un encuentro...tal vez divino. Besossss
ResponderEliminarGracias Santi, besitos.
EliminarBuen micro Nuria y desde luego la incomodidad se percibe. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Lady, un fuerte abrazo
Eliminar¡No me esperaba tu final! "... pero la nave ya había iniciado el despegue" Muy bueno, me ha gustado muchísimo. Después de oír esa voz, de hecho, tiene todo el sentido.
ResponderEliminarMuy bien reflejada la incomodidad del personaje, a saber cómo viviríamos nosotros el encontrarnos algo así.
Un abrazo, Nuria!
Imagínate, qué miedo. Gracias y un abrazo
EliminarHola Nuria. Me encantó ese giro final que le pone castigo a esa sensación de incomodidad que sintió cuando se percibió usurpando algo que no le era propio. Siempre es un gusto leerte, Un abrazo y muchas gracias por sumarte
ResponderEliminarGracias a ti Mónica, un auténtico placer participar. Me alegra que te guste. Un fuerte abrazo
EliminarMás que una "incomodidad", menuda "contrariedad"! Je, je! Quien le iba a decir que al entrar en aquel templo en las montañas, se introducía de lleno en otro mundo y otra cultura! Vaya un hallazgo! Lástima que no lo puediera compartir con nadie! Un abrazote Nuria!
ResponderEliminarPues si, no pudo contarlo, jajaja, un abrazo
EliminarNo hay mayor incomodidad que la de encontrarse en un lugar que no pertenece al mundo propio.
ResponderEliminarPor mi parte no pertenezco al mundo de los relatos, pero no tengo incomodidad al leerlos, disfruto de esto que ustedes hacen.
Saludos.
Gracias Osvaldo, me alegra que te gusten y disfrutes de la lectura. Un abrazo
EliminarHola, Nuria. Me ha flipado ese final tan inesperado. Un cierre bestial para un relato estupendo. Eso mismo le ha subido el nivel exponencialmente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias MJ, me alegro que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarYo también me he sentido incómoda y aterrada con esa nave zarpando.
ResponderEliminarBesos Nuria
Jajajaja, gracias Tracy, abrazos
EliminarIncómodo el protagonista desde el primer momento al sentirse un usurpador, aunque luego la incomodidad cambie. Muy buen relato, besos.
ResponderEliminarMuchas gracias Molí por tus palabras. Me alegro que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarOye... que los astronautas también son exploradores. Solo cambio de medio de transporte, pero ahora se va a dar una jartá de explorar cosas nuevas, no ya las antiguas.
ResponderEliminarEsa incómoda culpabilidad se ve claramente reflejada.
Muy bueno y sorprendente el final.
Abrazooo
Jajajaja, vaya que si. Gracias Gabilante me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarMe apunto a despegar en tu nave espacial sin pensarlo dos veces, Nuria. Qué buen micro, descrito paso a paso, fotograma a fotograma, me ha cautivado y me encomiendo a las estrellas y al espacio exterior como testigos de mi viaje a lo desconocido.
ResponderEliminarEnhorabuena por tan buena aportación.
Un abrazo.
Gracias Marcos, se agradecen tus palabras. Un fuerte abrazo
EliminarTu final es muy sorpresivo, e inquietante. Mucho Indiana Jones hemos visto :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada, un abrazo
EliminarAh caray!! que final como para una segunda parte....Ni a Indiana Jones le tocoó una aventura como esa...me encantóoo la historia..BSS
ResponderEliminarGracias Diva, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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