Viernes creativo !RARO¡
Escribe fino desde su blog
El bic naranja nos propone escribir un relato raro, raro cuya inspiración es la imagen del encabezado.
Mi participación:
En un lejano laberinto de antiguas ruinas, habitaba un minotauro de nombre Aspereo, cuya peculiaridad residía en la obsesión por su propia naturaleza dual. Él era consciente de que su apariencia, mitad hombre, mitad caballo, podía resultar intimidante, pero en lugar de abrazar su parte salvaje, se sentía más atraído hacia su lado humano. Solía dar largos paseos al trote moderado por la orilla del mar, donde solía pararse como si se tratara de un gran espejo de cristal y observar con fascinación el reflejo de su cuerpo. Apreciaba su forma masculina, la transición suave de su torso humano.
Aquella mañana se sorprendió durante su paseo matutino al ver frente a él a una mujer desnuda, cuya mitad de su cuerpo era humana, y la otra mitad tenía forma de cabeza de yegua. Sin embargo, para su sorpresa el cuerpo desnudo de la mujer le resultó repugnante, ni siquiera, su sexo le atraía. Huyó del lugar en un intento de comprender que era aquel extraño ser que jamás había visto.
Pero por mucho que lo intentaba, su mente no dejaba de mostrar cada curva y cada músculo de la mujer fusionados en perfecta armonía. Paso varios días cavilando hasta atreverse a regresar a sus paseos, cuando el alba despuntaba. Entonces descubrió que la soledad empezaba a hacer mella en su interior. Anheló alguien con quien compartir su vida. Deseó encontrar de nuevo a la mujer que tan repugnante le había parecido; incluso pensó qué quizás solo adoraba su cuerpo para cubrir su vacío existencial. Un sin fin de dudas le permitieron entender que en realidad había dedicado sus días a la búsqueda de su alma gemela.
Frustrado, se dio por vencido, y volvió al laberinto, decepcionado con su vida, con su destino.
Para su sorpresa, en el interior del oscuro laberinto, se encontró con una hermosa ninfa de piel dorada y ojos azules. La ninfa, en lugar de temer su apariencia, contemplaba su cuerpo mitad hombre, mitad caballo con admiración. En ese instante el minotauro se sintió completo por primera vez en su vida. La ninfa exploró la belleza de su peculiaridad, y Aspereo encontró en su mirada la complicidad anhelada. Pero al acercarse a ella, la ninfa, como si fuera un acto de magia, recuperó su forma habitual: mitad humana, mitad yegua. Sin embargo, el minotauro sintió, una extraña punzada en el corazón. Aceptó la dualidad de ambos; uniendo sus vidas, juntos pasearon sobre la orilla de mar, y bailaron en el laberinto donde las sombras y la luz se enlazaban, formando un camino inusual hacia un amor tan extraño como enigmático.
Un relato sorprendente, Nuria.
ResponderEliminar"Al final aceptó la dualidad de ambos" y es que la felicidad consiste en la aceptación de nosotros mismos y de los demás tal como son.
Un abrazo.
Así es Carmen, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
EliminarHola Nuria!
ResponderEliminarEncantada de conocer tu blog...me quedo por aquí me parece interesante y entretenido lo que escribes.
Repasa el texto... creo que el corrector te ha jugado una mala pasada,
supongo que querías decir -admiración- y no administración.
BESOS
Gracias cielo, el puñetero corrector siempre liándola, no me había dado cuenta. Gracias por avisarme. Me alegro de verte en mi humilde blog, Bienvenida. Un fuerte abrazo
EliminarHola Nuria, Aspereo, curioso nombre, pero claro, es un minotauro, no le pega llamarse Manolo, por ejemplo. Buen relato de aceptación, bien narrado.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias Merche, un abrazo
EliminarSolo estamos completos cuando no solo nos aceptamos a nosotros mismos sino a todos los demás, muy bien mostrado, gracias Nuria y un abrazo grande
ResponderEliminarAsí es, gracias, un fuerte abrazo
EliminarQué bonito mensaje Nuria. Es posible que cuando más rechazamos a alguien en realidad estamos viendo en esa persona a nuestra alma gemela. Creo que muchos enamorados podrían contar que nunca fue a primera vista, incluso que les costaba llevarse medianamente bien con quien después compartirían una vida. Y es que existen barreras de cristal que al principio no nos atrevemos a romper.
ResponderEliminarGracias por tu excelente relato.
Un abrazo.
"Entonces descubrió que la soledad empezaba a hacer mella en su interior. Anheló alguien con quien compartir su vida".
Hola Marcos, cierto que esas barreras son difíciles de romper. Me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarExcelente, este relato no es la excepción, Nuria. Y sí que es raro, y lindo que al serlo, resulte aleccionador. Siempre encuentro poesía en tus palabras, en tu manera de narrar siento la búsqueda de lo intangible. Un gigante abrazo!
ResponderEliminarGracias Maty, por tener esa percepción que logras percibir. Un fuerte abrazo
EliminarHola Nuria, excelente relato "raro" sobre la aceptación. Cumpliste con creces el reto. Saludos.
ResponderEliminarGracias Ana, raro si es porque un minotauro con cabeza de caballo 🤣 es bastante raro. Abrazos en la distancia
EliminarNo es corregirte, el relato te ha quedado estupendo. Pero un minotauro es con la cabeza de toro. El mitad caballo en la mitología es el centauro. Un abrazo.
ResponderEliminarCierto Federico, pero en este caso para que hubiera similitud con la imagen le puse cabeza de caballo 😊 un fuerte abrazo y gracias.
EliminarUn bonito mensaje, me ha encantado leerte
ResponderEliminarGracias Sandra, un abrazo
Eliminar