Un individuo llamado Samuel

La celda de un preso VIP era conocida como el oasis en medio del infierno carcelario. Mientras los demás reclusos malvivían en pequeños cubículos oscuros y sucios, él disfrutaba de una amplia habitación y otras comodidades. Un sofá de cuero, televisor de última generación y una cama king size. Pero detrás de esa fachada de lujo, se escondía su peor condena: la soledad. Nadie quería nada con él, ni siquiera otros presos, pues su delito fue tan atroz que en prisión era repudiado. Y así en su jaula dorada pasaba los días. Observando el mundo exterior a través de las rejas, esperando pacientemente el momento de obtener su libertad. Sin embargo, a medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, el preso VIP comenzó a dudar de si alguna vez volvería a ver la luz del día. La monotonía de su vida diaria se volvía cada vez más desgastante. El lujo de su celda se volvió una prisión en sí misma, encapsulando su soledad y aislamiento del mundo exterior. Aunque tenía todas las comodidades materiales a su disposición, su alma se marchitaba en silencio.

Con el tiempo, al no tener ninguna interacción humana, comenzó a afectarlo psicológicamente. La ausencia de conversaciones o contacto físico se convirtió en una tortura insidiosa. El preso empezó a experimentar extrañas alucinaciones y a perder la noción del tiempo. Los días, las noches y las estaciones se fundieron en un torbellino indistinguible. En un desesperado intento por mantener la cordura, el preso comenzó a conversar consigo mismo. Construyó un mundo imaginario en el que la cárcel no existía, donde era libre y podía relacionarse con otros seres humanos. Pero estos delirios solo exacerbaban su angustia, recordándole constantemente su encierro y provocando una tristeza que iba más allá de cualquier explicación.

Sin embargo, en medio de la oscuridad, hubo una chispa de esperanza. El preso recibió una visita inesperada de un misterioso hombre llamado Samuel. Este enigmático individuo afirmaba tener la capacidad de liberarlo de su condena. Al principio, el preso fue cauteloso, pero la promesa de la libertad era demasiado tentadora para ignorarla. Samuel arrastró al preso a un plan arriesgado. Era una escapatoria audaz y peligrosa, que requería una planificación cuidadosa y la ayuda de otros internos. El preso aceptó la propuesta, dispuesto a correr cualquier riesgo con tal de dejar atrás su encierro.

Durante semanas, trabajaron en secreto, trazando cada detalle de la fuga. Hicieron alianzas con reclusos a los que nunca pensaron acercarse. La tensión crecía a medida que el plan se acercaba a su fase final. Al llegar el momento de la ejecución, la cárcel se sumió en una confusión frenética mientras el preso y sus aliados se deslizaban por los subterráneos sin ser detectados. Cada vez más cerca de la salida, la esperanza se encendía en su pecho. Sin embargo, el destino tenía otros planes para él. En el último momento, cuando la libertad estaba al alcance de su mano, la alarma se activó y las luces de emergencia comenzaron a parpadear. 

¡Habían sido descubiertos! Samuel, les había traicionado. 

El preso VIP y sus compañeros fueron rodeados por un ejército de guardias armados, y arrastrados de vuelta a sus celdas, donde las medidas de seguridad serían más severas. El intento de fuga solo había servido para condenarle a un castigo más severo. Su lujosa celda, se convertiría en el peor de sus temores; la soledad y el aislamiento de por vida.