#Microrrelato
Al anochecer caminaba por las calles de la ciudad. Nadie se fijaba en el hombre que vestía de negro, cuyo rostro permanecía carente de toda expresión. El silencio se colaba en el interior de los edificios. Él solo esperaba la su oportunidad; tenía sed, mucha sed.
#Postal
Al amanecer de un nuevo día, despiertan las tareas del embarcadero.
El famoso espeto de pescaito perfuma el ambiente pesquero.
Las barcazas van y vienen con la pesca, las golondrinas se arremolinan y los comensales ya huelen su aroma.
El botijo y la bota de vino serán
... El acompañamiento que la joven espetera ofrecerá a los que se acerquen a su fina parrilla.
El mar en calma ofrece un espectáculo azul verdoso que refresca los corazones que sienten la añoranza de antaño.
Siete eran las vírgenes de Kiev. Cómo una descomunal comuna de raíces enrevesadas, muestran sus cuerpos desnudos las bellas idolatradas; bebé en mano la diosa suprema aguarda el alumbramiento de las preñadas. Sus pechos riegan las raíces del árbol que embaraza la vida y el tiempo.
#Microrrelato
Tres eran tres, los pasos de Inés. Sin embargo, eran tres pares de piernas las que cruzaban a toda prisa la calzada mientras desde la alcantarilla el preso número 823 creía que había logrado huir de la prisión, ignorando que el túnel no logró traspasar sus muros.
#PanicoSiniestro
Durante la noche subía las escaleras que le llevaban hasta las habitaciones del hogar de los elegidos, andaba en calcetines y abría las puertas sin hacer el menor ruido; después arrojaba una pequeña cantidad de arena fina en los ojos de los durmientes y así tenían horribles sueños y pesadillas, donde la arena mágica hacía que sus ojos sangrasen hasta reventar para llevárselo de alimento a sus hijos.
Un conjunto más que interesante. Algunas más siniestros que otros, pero no todo puede serlo en igual medida.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Gracias José por tu visita y comentario. Un abrazo
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