Aquella voz

La propuesta de este mes de abril para el VadeReto del blog de José Antonio Sánchez 👇👇👇

https://jascnet.wordpress.com/2022/04/01/vadereto-abril-2022/

Cuya entrada queda más o menos reducida en el siguiente párrafo extraído del VadeReto 👇👇

"Acabas de despertar, te notas desorientado y no recuerdas dónde estás, ni como has llegado allí y te das cuenta de que has estado durmiendo dentro de una especie de caja o contenedor transparente. Deambulas durante un rato por pasillos vacíos, asépticos y silenciosos. Atraviesas salas y ves habitáculos con las mismas características. Por fin, encuentras lo que parece una ventana y te asomas. ¡No puedes!" 

Aquí mi continuación y aporte👇👇

Sentí como si me hubieran clavado una estaca en pleno corazón. !Aquella esfera redonda que orbitaba entre las estrellas era la Tierra! Ahora empezaba a recordar… y [...] La cabeza empezó a bombear como si fuese a estallar. Necesitaba un café. Necesitaba comprender, ordenar mis pensamientos. Se suponía que seríamos doce tripulantes. ¿Qué narices había pasado? ¿Dónde estaban? 

La sala de reuniones, fría, vacía y solitaria me hacía sentir escalofríos. Active el botón para el café, en segundos un aromático café aparecía ante mí. Sabía a rayos, pero estaba bien caliente. No lograba situar el laboratorio, mi mente estaba en blanco al respecto y mi cabeza seguía latiendo como si fuera a reventar. Tendría que volver a revisar la nave hasta conseguir centrar mi mente y aclarar mis ideas. 

Volví a mirar a través de la ventana. La tierra se veía tan lejos. ¡Ojalá no hubiera despertado de mi hibernación! Me encontraba en un agujero negro, profundo y solitario. De pronto un sonido que parecía una alarma o silbido atrapó mis oídos. Corrí cómo loco hacia el lugar de donde parecía salir aquel chirriante pitido; una luz roja parpadeaba en la sala de control. Entonces oí una voz:

— ¿Cómo es su estado de salud tras la hibernación? ¿Tiene algún síntoma extraño? 

Di un respingo. Me pregunté si no sería el efecto de la criogenia que había provocado algún déficit en mi mente. Me desmayé. 

Cuando recobré el conocimiento lo recordé todo: era una misión; llegar a la luna con el propósito de instalar un sistema de que ayudase a entender el planeta para su colonización. Pero, […] aquella voz. Busqué como loco entre los paneles hasta que vi un botón verde y una flecha, indicaba: grabación de 1980. Me entró pánico. ¡Habían pasado más de cuarenta años! 

La persona que programó la grabación podría haber muerto. Accioné la palanca de grabación y gravé un mensaje que envié a la tierra. No sabía si llegaría a su destino, pero no tenía más opción. Me sentía abatido, perdido en la soledad de aquella nave. 

Volví al habitáculo donde había descanso hasta que desperté. Solo tenía que esperar una respuesta a mi mensaje, no obstante, de no obtenerla sabía que debía hacer; el suicidio era mi mejor opción.