En la espesura del bosque

Tal y como José Antonio Sánchez no propone en su blog👇👇

Acervo de Letras

Este mes para el VadeReto nos propone desarrollar un cuento a partir de la imagen de una cabaña solitaria en el interior de un bosque, como la que se muestra en la siguiente imagen:

La CABAÑA puede evocar un cuento fantástico, o una historia basada en la realidad; desarrollado durante el día, con la belleza de la primavera, o durante la noche, con connotaciones misteriosas y terrorífica; usada como refugio para los personajes, o como un símbolo metafórico o filosófico; que su imagen aparezca una sola vez, o que toda la historia se desarrolle dentro de ella… lo que vuestra imaginación e inspiración os susurre.

Y aquí mi aporte 👇👇

"En la espesura del bosque" 

La solitaria y fría CABAÑA golpeaba su pecho como un muro de hormigón, solo el ligero ondular del viento recibía sus brazos. El río respiraba y el mundo giraba del revés como si fuera el fondo de un cáliz dorado. Aquel invierno de hacía muchos años, la vida le robó el alma. Quiso subir a las estrellas y flotar entre ellas, no obstante, su corazón latía con cada rama del bosque. El crepúsculo devoraba el día reflejando un intenso destello cobrizo. Las hojas de los arbustos que rodeaban la cabaña empezaron a susurrar. 

Allí, en aquel profundo paraje del bosque donde ni el silencio era bienvenido, un áurea de sombras cubrían la espesura de los árboles. Aprendió a leer el viento. Descubrió la dureza de las tinieblas y el horror del amor. Miró pensativa su anciano padre que yacía en el suelo. (El hombre nunca quiso abandonar la CABAÑA del bosque). Allí era libre, argumentaba. Cabellera blanca cubierta de arrugas por el paso de los años. Su cara tenía el aspecto de la cera pálida como la luna. Sus piernas delgadas y su cuerpo escuálido le hacían parecer un hombre frágil, erosionado por el curso del tiempo. Se arrodilló a su lado con aspecto de madera envejecida. Sintió la humedad de su respiración. Parecía ser el único que había visto su vida. 

Oyó una voz persistente que le obligó la sacó de sus pensamientos. 

—¿otra vez soñando despierta? 

—¿Si no abrimos la mente, en qué nos convertimos padre?

Silencio. 

—¿a caso el sol ha enloquecido con el paso de los años, padre? 

—¡Hablé una vez con asombro; que te lleve el diablo! —refunfuñó como siempre malhumorado. 

Respiró hondo. 

—No perdamos más tiempo en necedades, — exclamó a la vez que agitaba los brazos. —Mi estómago se contrae.

 

—Somos esclavos del amor, la poesía, los cuentos, —balbuceé.

—Hija, no seas diáfana.

—Esa manía tuya de dormir sobre una manta algún día te pasará factura. 

Su mirada arcaica se perdió tras sus pasos. Se equivocaba. Estaba convencida de que una luz anidaba en su corazón expresando el amor sin mencionarlo.

Su anciano padre, nació una tarde de invierno en plena nevada, hacía ya tanto tiempo que no lograba recordar su edad. Cerró los ojos y apretó las manos. Percibió un suspiro que se ahogó en lo más profundo de su ser obligandole a seguirlo hasta el salón. Una mueca de indignación se dibujó en su rostro. Meneó la cabeza vencida y desenterró sus recuerdos.

"Entre las ramas de los pinos el silencio se escondía en el bosque. Las estrellas se dispersaban en todas direcciones.

—Permíteme ayudarte —dijo él.

Reparé en su gesto apesadumbrado cuya imagen contrastaba con la serenidad de sus ojos. 

—No, —sentencié. 

No podía permitir que perdiera su libertad. Acaricié su mejilla. Clavó en mí la mirada suplicante de sus ojos verdes. Solo aumento mi dolor, no mi decisión. Podría soportarlo todo, pero no que desertara del ejército y le formasen un consejo de guerra. 

¡No podía esperarle!. Mi familia jamás permitiría una boda con un hombre no judío. Los párpados me pesaban. La luz de la luna se tornaba oscura. Estaba a punto de llorar. Alargó los brazos y me estrechó entre su pecho. Me impregné del olor de su cuerpo. 

—No tenemos tiempo, están cerca. Siempre te amaré. Adiós. — concluí. 

En realidad hubiera sido tan sencillo de haber tenido valor. La oscuridad habló a mi espalda y apareció la ternura. Me dolía el corazón y el alma se quebraba. Le miré por última vez y desaparecí rápida y silenciosa entre el bosque. Las estrellas gritaron el desgarro que mi cuerpo sintió".

Su anciano padre había vuelto a hablar. Se sonrojó por su recuerdo. 

—No puedes imaginar cuánto le añoro padre, fue el hombre de mi vida. 

—¿por eso me odias, porque avisé a su padre? Fue una decisión de la cual no me enorgullezco, sin embargo, era la más acertada. Creo en el infierno, cuando esté cuerpo muera mi espíritu irá con el y descansará en paz. 

La luna rielaba con su luz blanca a lo lejos susurrando palabras. Quería decir algo, pero la tristeza que reflejaba el rostro del anciano al clavar la mirada en sus ojos, hizo que sintiera pena por él. Impuso voto de silencio. 

¡Su corazón gritaba ahogado! ¿Por qué la vida fue tan injusta con ella? Pero su pregunta no obtendría respuesta.