Me pregunté por qué la vida me empujaba hacia el viejo libro que arrulla el viento.
¡Líbrame del péndulo que atrapa mis sueños!
Ausente futuro que muere en el cielo.
La primera vez que escribí un verso no encontré el poema.
¡Cómo puedo escribir si no leéis!
¿Quizás mis versos estén vacíos?
Si las heridas queman como soles,
la tarde ajada ensucia la mirada,
y el viento solano ulula inquieto;
pienso... que es cómo un extraño hábito, que castiga mi sombra y se arrodilla sobre mi pecho.
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