Ni sueño, ni sombra... soy un paso antes de la muerte en ese limbo que paciente espera que la guadaña sea su compañera. Mas no recibí nada a cambio, solo vacío y llanto. Que extraña la espiral que gira en mi entorno y deja desnudas las ramas. Siento un gran peso sobre mi espalda cansada. Un espacio imperecedero que cubre la negra capa que sustento.
Allá, a lo lejos se oye el crujir del cielo que avisa de que se acaba una vida y que debo partir sin remedio, no queda tiempo.
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