Fabriqué el mapa del juicio final; el apocalipsis según mi jefe.
—¿Y por qué no, tal vez debamos prepararnos? — Argumenté.
—A ver cómo te lo explico Tomás. Te pedí el mapa para edificar un Colegio social y no está bazofia.
—Después no diga que no le avisé.
—Otra vez a empezar, —refunfuñé para mis adentros.
Y es que nadie respondía a mis advertencias. El mundo se iba a la mierda por culpa del cambio climático y no se hacía nada por evitarlo. ¡Asco de vida!
Sin embargo no me desanimé. Hice el mapa de un búnker y lo edifiqué. Al menos no me pillaría desprevenido.
Cuando se lo mostré a mi jefe, este en vez de entenderlo despotricó.
—Tomás, me tienes harto— gritó —aunque seas mi sobrino te despediré si no haces lo que te ordeno ¿Te enteras? Me da igual si mi hermana me retira la palabra. Estoy hasta el gorro de tus paranoias.
—Que quede claro. Cuando pase, a mí no me alcanzará.
—Tomás… Tomás... Quítate de mi vista o no respondo.
—Bueno, bueno, el que avisa no es...
—Tomás... Largo... Quiero el mapa desde ayer.
—Va, va... Joroba, qué carácter.
La realidad de lo que escribes me asombra Gracias por tus palabras
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario. Un fuerte abrazo
EliminarA los pioneros nunca se los escucha.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Eso parece José. Gracias por tu comentario. Un abrazo
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