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domingo, 17 de febrero de 2013

A la sombra de un árbol




Siempre podemos encontrar un instante, un momento en el que disfrutar de una buena lectura. Un libro es una puerta abierta a todo un infinito lleno de imaginación.

Bajo la sombra de un olivo
la serenidad me acompañaba
arropada por el verde ramaje
que obligaba a mi pensamiento
a iniciar el camino hacia el sendero
del  riachuelo que fluía incesante,
letra a letra,
por cada nueva página
de un caluroso atardecer
que cobijaba el silencio de la soledad.











2 comentarios:

  1. Tal y como lo pones ¿quién se puede negar a una plácida lectura?
    Estupenda proclama, Nuria.
    Besos.

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  2. Gracias Arruillo, me alegra te gustase, un abrazo.

    ResponderEliminar

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