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viernes, 7 de febrero de 2025

Un trébol de cuatro hojas

 



Anita desde su blog El bic naranja nos invita este Viernes creativo a escribir sobre:      

                     La suerte


Sentada en el banco del parque, Mara miraba el suelo mientras un suspiro largo se le escapaba del pecho. Su mundo parecía haberse desmoronado en cuestión de semanas, y esa tarde había salido solo para encontrar algo de paz en la rutina del parque. Pero ni siquiera el canto de los pájaros ni el sol que se colaba entre los árboles lograban calmar la sensación de vacío que la embargaba. De pronto, algo capturó su atención. En el suelo, entre la hierba, asomaba un pequeño trébol. No cualquier trébol, sino uno de cuatro hojas.

—No puede ser… —murmuró mientras lo recogía con cuidado.

Lo sostuvo en la mano, observando sus delicadas hojas. Sabía que encontrar un trébol de cuatro hojas era considerado un símbolo de buena suerte. Sonrió por primera vez en días, aunque fuese por lo absurdo de la situación. Después de todo lo que le había pasado, ¿qué más podía esperar? Se levantó del banco, dispuesta a volver a casa, quizás con una pizca de esperanza. Mientras caminaba por el sendero de piedra, su mente aún daba vueltas entre pensamientos. Tan distraída estaba que no se dio cuenta de que alguien venía en dirección contraria. Fue solo un segundo, un tropiezo. Mara perdió el equilibrio y el trébol voló de su mano.

—¡Cuidado! —una voz masculina la sacó de su ensimismamiento justo antes de que chocaran.

Mara tambaleó, pero unas manos fuertes la sujetaron antes de que cayera al suelo.

—Perdón, estaba distraída —dijo ella, sin mirar al hombre.

—No, no, culpa mía. Yo tampoco iba prestando atención. ¿Estás bien?

Mara levantó la vista y se encontró con un hombre de ojos cálidos y una sonrisa amable. Tenía un aire relajado, casi como si su sola presencia suavizara la tensión en el ambiente. Se apartaron apenas un paso el uno del otro, y entonces Mara se dio cuenta de que su trébol yacía en el suelo.

—Oh, espera, déjame recogerlo —dijo el hombre mientras se agachaba para tomar el trébol. Se lo tendió a Mara con una sonrisa—. Un trébol de cuatro hojas… No veo muchos de estos por aquí.

Mara lo tomó, algo desconcertada por el encuentro. De cerca, el hombre irradiaba una calma inesperada.

—Sí, es raro —respondió ella, algo tímida—. Lo encontré hace unos minutos. A lo mejor me trae algo de suerte, la necesito.

—¿Suerte, eh? —El hombre la miró con curiosidad—. Bueno, si el trébol no funciona, tal vez el destino te está diciendo otra cosa.

Mara frunció el ceño con una leve sonrisa.

—¿Y qué crees que me está diciendo el destino?

El hombre la miró con una chispa divertida en los ojos.

—Quizá te ha hecho tropezar conmigo por algo. A veces, las mejores cosas llegan cuando menos las esperamos.

Ella lo observó con una mezcla de sorpresa y curiosidad. No estaba acostumbrada a encuentros fortuitos que la hicieran sentir algo diferente. El hombre se llevó una mano al bolsillo y sacó su teléfono.

—Soy David, por cierto. Y… no sé, ya que el destino ha hecho su jugada hoy, ¿qué te parece si compenso mi torpeza con un café?

Mara vaciló, mirando el trébol de cuatro hojas que aún sostenía entre los dedos. Podía decir que no, seguir con su día como lo tenía planeado… o podía hacer algo diferente. Después de todo, si el trébol era una señal de buena suerte, tal vez ya había empezado a actuar.

—Mara —dijo ella, y luego, tras un breve silencio, añadió—: El café suena bien.

David sonrió, un gesto sencillo.

—Perfecto. Hay una cafetería justo al cruzar el parque. Te prometo que no tropiezo dos veces en un día.

Ambos rieron, y mientras caminaban hacia la salida del parque, Mara sintió que, tal vez, el trébol sí estaba trayendo buena suerte. O quizás, como dijo David, solo era cuestión de estar abierta a lo inesperado.



6 comentarios:

  1. Si existe la mala suerte, por fuerza a de existir la buena. Aunque luego digan que a esta última hay que ayudarla.

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    1. Cierto Cabrónidas, ojalá la buena suerte asomé más a menudo. Un abrazo

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  2. Y si la suerte o funciona el café es infalible ;-)

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  3. Pues de momento el trébol de cuatro hojas ha dado suerte.
    No hay que desaprovechar las oportunidades.
    Feliz fin de semana, Nuria y un abrazo.

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    1. Totalmente de acuerdo Carmen, que la suerte no siempre pasa cerca. Besitos

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