El espejo del tiempo

Esta semana Escribe fino desde su blog El bic naranja nos hace para el Viernes creativo la siguiente propuesta inspirándonos en la imagen del anunciado: 

Se trata de una abuela, su nieta y el increíble parecido entre ambas. ¿Os imagináis poder vivir dos vidas? En dos épocas diferentes, en dos momentos de la Historia. ¿Qué haríais?

Aquí mi participación👇

Todo comenzó en el año 1980, en un pequeño pueblo donde vivía Amelia, una mujer que había luchado con la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y cuyo parecido con su nieta, Elena, de 12 años, era sorprendente.

Aquella mañana, mientras Elena juega en el desván de su abuela, descubre una vieja caja metálica llena de fotos que llaman su atención. Dentro encuentra una fotografía antigua que muestra a una mujer idéntica a su abuela. La fecha en la parte posterior dice 1840. Asombrada muestra la foto a su abuela. Esta le confiesa que la mujer retratada es su propia abuela, Beatriz. Le cuenta la historia de su familia, que se remonta a cuatro generaciones atrás. Le revela su gran secreto; que en 1840, Beatriz vivió en un tiempo lleno de dificultades. Que luchó por sobrevivir en una época de revueltas y cambios sociales, y que siempre fue recordada por su valor y compasión. Y que cuándo era joven, Beatriz encontró un espejo antiguo que tenía poderes mágicos, permitiendo a quien lo poseía viajar en el tiempo.

—¿Cómo puede ser cierta abuela? Cuéntame más, por favor.

Un día encontré a mi abuela ocultando un objeto que resultó ser el espejo del tiempo, como ella le llamaba, pero para mí simplemente era un espejo. Ella me contó que había usado el espejo para viajar al pasado y encontrarse con su nieta, Amelia, en 1840, a la que alertó de lo que sucedería años después a su familia si continuaban en Alemania. Ese encuentro cambió el rumbo de sus vidas para siempre, porque su nieta, con la primera página de un diario cuyo titular mostraba la imagen de una niña con una estrella amarilla prendida de su abrigo cuyo parecido con ella era extraordinario; informaba del decreto alemán que obligaba a los judíos a trasladarse a los guetos, y que ella misma le entregó. Así convenció a su familia y todos se trasladaron a vivir en España.

—¿Abuela, y por qué no usamos el espejo para visitar el futuro? A lo mejor nos sorprende. Te prometo qué no se lo diré a nadie.

— ¡Ay, cariño! Fue la misma propuesta que le hice a mi abuela. Ansiaba verla en plena lucha revolucionaria. Ella aceptó sin pensarlo, pero aquella noche descubrió que las consecuencias de viajar a nuestro pasado podrían ser distintas y mi abuela se asustó mucho. Cuando vi a mi abuela disparando contra los nazis, solté un grito que casi estuvo a punto de costarnos la vida. Por suerte logré huir gracias al espejo del tiempo, pero el terror me invadió. Mi propia abuela Beatriz, tras ese viaje, lo destruyó para evitar que nadie más lo encontrara. Pero descubrió que había provocado una consecuencia desde su primer viaje al pasado. Desde entonces, cómo una ironía del destino todas las mujeres de la familia nacen con un parecido asombroso. Ese es nuestro mejor legado; el amor y resiliencia hacia nuestra familia, qué es la fuerza qué nos impulsa, no solo como abuela y nieta, sino como guardianas de una historia única y extraordinaria.

Foto tomada de Internet