Siento como crujen mis huesos a través del tiempo.
El pasado sigue presente insistiendo en silencio.
No olvido lo que mi corazón guarda como un tesoro.
Errática ilusión qué permití que se evaporase en un pozo sin fondo.
Percibo el diván de la soledad, a pesar de no estar sola:
Es la solitaria agonía que el alma guarda y quiebra con tu pesar.
Cómo explicarle a la vida lo que me rompe por dentro,
el porqué no subí al tren que el destino propuso.
¡Son tantas las decisiones que no se pueden narrar! ¡Tantos los errores que luego rasgan tu corazón!.
La melancolía se apodera en estos días, añorando a los que no están.
Sé que nunca se disipará, es como una madeja que se incrusta en tu interior, porque el dolor no se puede olvidar y permanece en el corazón.
Las golondrinas vuelan, las palomas regresan al palomar,
en tierras yermas donde el agua se ha de secar.
La soledad es mi cárcel, cruel sonata que el espíritu arrastra.
Después de todo me pregunto por qué he de divagar,
y en un suspiro descubro un pequeño hilo de color rojo,
ese que dicen que es imposible de romper,
porque dos almas permanecen unidas en la eternidad.
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