Romperé el hielo que...

Como el agua resbala entre mis dedos, escapa tu amor entre mis besos.

Romperé el hielo que te arranca de mis sueños, para ser bandida como un tiovivo que gira y gira, en los brazos de una copa de vino.

          —Háblame—

Grita al viento como cataratas de agua cálida.

¡Qué metáfora la del hombre en la vida!

Y siento la madurez en el estío y la vejez en el frío invierno.

            —Cállate—

Las perlas de tu boca brillan con luz propia; y quisiera eliminar el brillo de tus ojos, las lágrimas que soportan la tristeza.

Miro el cielo que refleja las virutas del mar, y su luz opaca abandona tu rostro, porque el océano se fatiga al acariciar tus pasos sobre la orilla.

No quiero mirar los relieves del cielo; ni ver cómo la muerte duerme.

¡Acaso no es la vida el infierno!

Sé para mí una roca en el refugio, un puñal en mi boca que se hunde en mis entrañas. 

Si las ventanas del alma dejan ver su tristeza la llama que late en mi pecho se apaga.

Tú voz deja de ser música para mis oídos, en un período de soledad. 

Qué largo es el camino entre las nubes que pierden su sintonia. 

             —Evasión—

¡Qué retórico el pensamiento que refleja la realidad!