Escuché el canto
del arcoíris,
pinté sonrisas de colores,
y el petricor anidó
en las estrellas,
junto al jardín del alma,
que florece en la odisea
del universo perdido.
Qué melifluo el verso
nómada,
y que opaco el amor
inoportuno,
que conquista el beso confuso.
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