Aquí en este rincón de mi universo dejo la pauta de mis versos.
En esta tarde de crepúsculos rojos,
y sueños etéreos,
busco temblorosa el jardín de los recuerdos.
¡Qué locura!
El mar solo es un pozo cristalino
bajo la lánguida mirada de las olas.
¡La noche es una ofrenda!
Silenciosa sombra que se esfuma y se disuelve entre la espesa espuma.
No quiero jactarme en el ósculo frío,
que el huracán fulgura con el viento vacío.
¿Quién recorre el resplandor matutino?
La aurora, el alba, o el fatídico destino.
Sucumbo a la ruptura de jueces y hojas, es la vida; la vida.
Y engarzo la tempestad con la calma
en la pupila inquieta que interpreta mis letras.
Ni la voz del alma, ni el lenguaje de mi pluma taciturna,
se clavan en la sombra del pasado.
Allá bajo el mar, centellea la sirena
que reprocha la neblina de quién se lamenta.
¡Sonrisa inmortal de la Gioconda!
En este torrente de líneas fugaces
encierro un corazón que te idolatra.
¡Cómo palpita el anhelo profundo!
Ausentes divagaciones...
Ahora seguiré escribiendo; tal vez,
si recuerdo el soneto sereno en la arena plácida.
¡Nace la angustia directa!
Ebria de amor y ausencia que no tregua.
No acerques los sentidos, nadie sabe
si la tierra polvorienta muere.
Si el mar se seca en un mundo ocre.
Luz de mis huellas; lenta nostalgia que quema.
Sorda y confusa busco la luz de la luna.
Única tu prosa, la creatividad en tus letras y en las imágenes que las acompañan.
ResponderEliminarGracias Victoria, qué alegría me da tu paso por mi blog. Un fuertisimo abrazo
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