Mueren lentamente las horas
como una orquesta sin sentido
y el arca de la memoria,
abruma las voces en las horas
roncas.
La lírica apresa el rugir del pensar
sin rencores y sin amores, la musa
asoma su cantar.
Lauda la musa en el sepulcro,
notas del largo canto.
La tormenta arreciaba
el cielo bramaba
y tú no llegabas.
Desde el puerto
miraba la lejanía
de la mar bravía.
En la noche oscura
un haz de luna
acudía en mi ayuda.
Pero las horas vacías
sin ti se destruian,
en una noche maldita.
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