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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Noche de Luna



#MismoInicioDiferenteFinal 


Noche de Luna en el Parque 


La luna brillaba esplendorosa en aquella noche invernal. Los dos se miraron, preguntándose qué hacer ante el panorama que se les presentaba. Frente a ellos el rostro atónito e irresoluto del padre de Sarai, al caer en la cuenta que se trataba de la imagen de su propia hija. 

Teilor, guarda del parque de las Palomas, ésa noche los trasladaron para cubrir una baja al parque de las Camelias donde la pareja de enamorados se veía a escondidas porque Teilor odiaba la gente de raza negra. 

Sarai, ni siquiera supo cómo se enamoró de Bamadu; cada mañana se encontraban en la parada del tranvia, hasta que un día Bamadu tuvo el valor suficiente para dirigirse a ella. Desde entonces se veían ocultándose en la oscuridad del parque. 

—¿Qué és lo que pasa aquí? —farfulló colérico. 

Sarai miraba con firmeza a su padre, sabía que si se desmoronaba estaba perdida. 

—Señor—contestó Bamadu, le... 

—No le he preguntado a usted—replicó con furia en los ojos 

—Señor, continuó—Amo y respeto a su hija, no la he tocado y si ella me hubiera dejado le aseguro que ya le habría pedido su mano. 

Teilor, nunca tuvo en cuenta las opiniones de sus compañeros cuando le comentaban que el parque era un refugio para los enamorados, el siempre decía que era una indecencia. La raza de color le pesaba en la sangre, como una parada en el corazón. Tuvo la sensación de que sus pies no pisaban el suelo, por un momento estuvo a punto de perder el sentido.  Le invadió una sensación de miedo de no comprender porqué pasaba esta situación.  Creía que su familia dependía de él, pero no era así. Sarai, ya era una mujer y no una niña como el la veía. 

La ilusión de verla casada con un buen pretendiente se esfumó con rapidez. No tenía ni la más mínima idea de cómo combatir las lágrimas que acudían a sus ojos. Estaba allí, bajo la luz de la luna y empezó a sentir la necesidad de aceptar la mano que le estaban ofreciendo. 

Al fin dijo:

 —Solo te pido que hagas a mi hija feliz y que no pase ninguna penuria. 

Sarai, no podía creer lo que oía, ¡su padre aceptaba la relación! Se abrazó a él llorando y tras unos momentos de felicidad compartida, Bamadu habló a su futuro suegro. 

—Es un honor para mi formar parte de su familia señor, por la felicidad de su hija no se preocupe, le aseguro que me duelen los huesos de tanto como la amo y no tema usted, su hija nunca pasará penuria alguna, soy empresario y mi padre es el conde de Monter. 

Al oír las palabras y la madurez con que las decía, Teilor le dio la mano y siguió con su trabajo tras Abrazar a su hija y susurrarle al oído que la quería. 

La pareja quedó feliz caminando bajo la luna hacia su casa, para presentarle a su madre y explicarle que su padre lo aceptaba. 

Sarai, por un instante miró al cielo estrellado tan hermoso y a la luna, tuvo la sensación que la luna le sonrió. 




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