La vida parece un goteo continuo, que arrasa en segundos
forjando el silencio más absoluto, de la efímera eternidad,
y abre el camino, de las aguas más profundas de la oscuridad
cuya presencia influye en el tiempo y se funde entre los sueños.
Todo tiene un origen, un punto inicial,
un pequeño verso, una mota en el firmamento
o quizás un cometa en soledad
pero hoy, solo encuentro este poema
y no encuentro miedo al caminar.
Me alejo del silencio, del efímero lamento
que camina en una extraña vereda, incierta
y vacía. Abrazo los años de rosas y lozanías
que acarician la distancia del tiempo
que quiebra el alma rasgando las lagrimas.
© Nuria de Espinosa
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