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jueves, 7 de junio de 2012
Un día que nunca debió ser normal
Llevaba años mirando hacia otro lado, esforzándome en fingir que todo era normal. Pronto se callaría y llegaría la calma de nuevo. Un episodio más, de un día más. Respiré profundamente. Sentí una retención de saliva en la boca y unas fuertes nauseas invadieron mi estomago. Cerré los ojos y me supliqué control.
-¿Estás temblando de miedo?- Me gritó con una fulminante mirada, que provocó que temblara aún más.
Con un Balbuceo agaché la cabeza sumisa y me limité a soportar el chaparrón que se avecinaba. Un instante después, se acercó a mí con una sonrisa irónica en el rostro. Sabía que si abría la boca seria aún peor.
-Estúpida ignorante.-Gritó situando su nariz contra la mía, salpicándome en la cara con su apestosa saliva. Tuve suerte a pesar de que el golpe fue tan fuerte que caí de bruces contra la cama.
El aire de la habitación estaba enrarecido, pero era mejor para mí no hacer ni un solo movimiento y esperar a que se le pasara la borrachera. No percibía ningún sonido, por lo que supuse que estaba a punto de recibir otro golpe. Me quedé aún más inmóvil contrayendo el cuerpo para resistirlo mejor.
Pero inexplicablemente, se desplomó sobre la cama roncando como un lirón…
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El último catón
Autora Matilde Asensi Editorial: Editorial Planeta Idioma: Castellano Número de páginas: 576 Encuadernación Tapa dura Año de edición: 200...
Qué terrible, Nuria.
ResponderEliminarQué pena que tu historia sea como la realidad misma. Qué asumido su papel de maltratada: "pero era mejor para mí no hacer ni un solo movimiento y esperar a que se le pasara la borrachera". Qué frialdad la protagonista, casi alejada de lo que cuenta. Refleja perfectamente la coraza con la que se reviste...
Muy buen relato.
Saludos
Gracias Petra, lo peor de todo, es que está historia me la narró la propia protagonista que por suerte a dejado se sufrir los ataques de su marido, que ironías del destino, en una de sus borracheras acabó dandole un infarto... un abrazo.
EliminarNuria:
ResponderEliminarSi no fuera porque uno sabe que estas situaciones son ciertas, estaría tentado a decir: ¡qué exagerada!
Estas situaciones siempre terminan mal, peor de lo que parecería.
Un saludo.
Pues ya ves, Arturo por desgracias no exagero, gracias y un abrazo.
EliminarHola Nuria, he llegado a tu blog a través del blog de Arturo, y te seguiré para leer tus escritos.
ResponderEliminarEste es un relato descriptivo de una situación que afecta realmente a la sociedad de nuestros días y que lamentablemente siempre termina en la muerte si no se detiene a tiempo, y no hablo únicamente de la muerte de la persona maltratada, sino que a veces del que maltrata, porque ambos, hombre y mujer son cómplices de esa situación y si no se toma conciencia se cae en la destrucción.
Muy buen post.
Gracias Paula, me alegra verte por mis letras... sin duda tienes razón en tus palabras, un abrazo y bienvenida.
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