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Es el tiempo de espera
No, soy una excéntrica; como comentan mis amigas a mis espaldas, soy ordenada. Tampoco tenía razón Damasco cuando afirmaba que era una obsesión que no me dejaba vivir. ! ¡Por supuesto que estaba equivocado! Que las legumbres estén en el estante del mueble de la cocina elegido para ello, y el resto de productos en el suyo, no es obsesión, es orden y punto.
Recuerdo el día en que a Damasco se le ocurrió preparar una cena sorpresa, ¡qué horror, el desorden que hizo en la cocina! Ahí empecé a notar un cambio en él, hasta que una mañana salió a trabajar y no regresó. Sin una llamada, nada. Sobre la mesa reposaba la tetera, unas galletas de vainilla, y dos tazas; sobre una de ellas una nota. Toqué la tetera. ¡Estaba caliente! Leí la nota que decía: "vuelvo enseguida, espérame, tenemos que hablar, Damasco."...
Después de un año aún continuo a la espera. Me tomé un año sabático en el trabajo y se me hizo extraño. Esta espera me aburre tanto que ni siquiera sé donde he dejado el bote de macarrones tras cocinar.
Orden y desorden son categorías sumamente personales, en casi todos los ámbitos de la vida.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Me gusto tu relato. Te mando un beso
ResponderEliminarOrden y paciencia, si la paciencia es tan extrema, el orden puede ser una obsesión.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana Nuria.
Ayayay, una espera llevada al límite. ¡Cómo no va a estar aburrida, pobre! Estupendo, Nuria. Has perfilado muy bien la excentricidad del personaje y el final hace sonreír.
ResponderEliminarHola Nuria, entiendo a la protagonista porque yo misma soy un poco así, me gusta el orden. Hay personas que pueden encontrar esto desafiante, y como en el caso de Damasco, ponen distancia. Lo que no se vale es que la tenga esperando. Y esa espera por lo que sugieres la ha trastornado un poco y claro, trastocó su "orden". Muy buen relato Nuria, un gran aporte para el reto de El Tintero. Saludos.
ResponderEliminarTOC de orden, y muy acusado. Le debió parecer inconcebible que él no volviera, y mucho menos no esperarlo.
ResponderEliminarPero el castillo se está derrumbando. Todo tiene un límite.
Un relato con una espera muy bien justificada.
Abrazooo
A tu protagonita no se le puede negar la paciencia, pues ha transcurrido un año y sigue esperando. Ordenada y paciente, dos virtudes que muchos deberíamos tener, pero sin exagerar, ja, ja, ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos somos algo obsesivos en algún aspecto de nuestra vida. A mi, el desorden me pone nervioso pero comprendo que a otros convivan a gusto con el caos :)
ResponderEliminarLo malo es que ella se este volviendo descuidada a causa de la ausencia de Damasco.
Un abrazo.
Hola, Nuria, un micro bastante revelador y reflexivo. Además de esperar que se volviera organizado, la espera por su regreso se está haciendo poco llevadera y le está haciendo perder su orden
ResponderEliminarEl grado de tolerancia es un importante ingrediente en la pareja, y las exageraciones ameritan un grado más elevado de ambas partes, desde luego hay que tratar de llevarlo todo a un término medio para poder subsistir juntos.
Al parecer ese horror de la cena que preparó Damasco, y el berrinche de ella ¡tan organizada!, Es seguro que colmó la copa de la relación, y cuando un integrante de la pareja dice "tenemos que hablar", ya se sabe por donde va la cosa. Así que como ella era tan obsesivamente ordenada, él también fue condescendiente con ese orden dejándole la mesa a gusto con el té listo para dos y esa nota...
Hay que aprender que hay cosas que valen más que otras y de hecho, el que ella esté perdiendo su organización lo deja dicho, le hace más daño la ausencia de Damasco que su falta de orden,
un buen mensaje de fondo.
Soy de las organizadas, pero con la necesaria tolerancia para sobrellevar lo contrario, porque a la vida le dan sentido otras cosas menos superficiales y maniáticas, ojalá y todo se resolviera con agua y jabón, y un poco de organización. Pero en el fondo del asunto hay algo más profundo que molesta a la pareja (tanto a ella como a él) y no son capaces de afrontarlo como deben, lo demás son peccata minuta. Es algo tan común y tan complicado de entender... Gracias Nuria, excelente micro.
Lo raro es que l año sabático no lo haya utilizado para ordenar, seguro que la espera se le hacia más corta. Bien contado Nuria. Un abrazo.
ResponderEliminarSi pretendiéramos entender la vida dejaríamos de ser felices tantas veces que no tendría sentido, así que estoy contigo en toda tu reflexión. Sobre todo cuando has superado una etapa en la que tu moral se resiente, ves que te encaminas hacia el fondo y no sabes si saldrás de ahí ni cómo. Pero lo bueno de la vida es que unas veces ganas, otras pierdes y en ocasiones estás en un limbo en el que la incertidumbre no te deja disfrutarla.
ResponderEliminarUn abrazo, Nuria
A ella se le seguirá desordenando la mente de esperar por no aceptar que no volverá... los puntos medios, que complicados.
ResponderEliminarUn besazo Nuria!
Hola Nuria
ResponderEliminarPara una persona tan super-ordenada, debe ser un suplicio no poder darle a Damasco un fin después de leer la nota. Por lo menos, podía haberse quedado a darle una explicación y no le hubiera arruinado la vida. Con su situación desordenada, la espera puede transformarse en eterna. ¡Bien logrado!
Un abrazo
Marlen
Hola Nuria
ResponderEliminarPara una persona tan super-ordenada, debe ser un suplicio no poder darle a Damasco un fin después de leer la nota. Por lo menos, podía haberse quedado a darle una explicación y no le hubiera arruinado la vida. Con su situación desordenada, la espera puede transformarse en eterna. ¡Bien logrado!
Un abrazo
Marlen
Te lo vuelvo a enviar, porque creo que no ha entrado el comentario.
Hola, Nuria, tanto le provocó la espera que acabó con su problema del orden, si es que, como bien dice la frase, quien espera desespera. Muy logrado el micro. Te felicito.
ResponderEliminarEspero que estés mejor. Cuídate mucho.
Un abrazo. :)
Nuria! Jajaj, eso es parecido a ir a comprar tabaco y no regresar. Aunque en este caso nos ponemos de lado del que espera, como si se hallara mecida dentro de una realidad paralela y extraña. Y con el orden de fondo, yo que soy un desordenado me he sentido como Damasco, jeje.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Sus amigas sí que son excéntricas. Y Damasco, un desordenado con quien es imposible convivir. A saber dónde metería el bote de los macarrones, para no haber podido encontrarlo en un año. Las llaves se las dejó en la mesa de la cocina. Por eso no habrá podido entrar en casa.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, os pido disculpa por contestar generalizando por motivos de salud. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria. Genial relato. Percibo que al final del micro, la espera está cambiando su obsesión compulsiva con el orden.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Cynthia, un abrazo
EliminarInteresante, pq la reflexión sale del relato y se hace intrapersonal.
ResponderEliminarGracias Valen2, un abrazo
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