CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL 1 DE MAYO
Mónica desde su blog Neogéminis nos propone esta semana el tema:
PERSONAS, TIEMPO Y LUGAR
Eligiendo una de estas tres variantes para el texto.
PERSONA CORRECTA LUGAR CORRECTO MOMENTO CORRECTO.
PERSONA EQUIVOCADA LUGAR EQUIVOCADO MOMENTO EQUIVOCADO
PERSONA IMPENSADA LUGAR IMPENSADO MOMENTO IMPENSADO.
Está es la variante que he elegido para mí relato.
PERSONA IMPENSADA... LUGAR IMPENSADO... MOMENTO IMPENSADO
Nadie habría imaginado que don Elías, el viejo relojero que apenas salía de su taller, terminara aquella tarde en una estación de tren abandonada, a kilómetros de su hogar. Nadie sabía que ese día, impulsado por un impulso inexplicable, había seguido a un perro callejero hasta perderse entre caminos de tierra.
El lugar era un cascarón de madera carcomida, un esqueleto de otra época. El reloj central, colgado aún sobre las vías, marcaba las tres y treinta y tres. Elías, con su bastón y su abrigo pesado, sintió una extraña paz. El viento colaba silbidos entre los listones rotos, como voces de fantasmas dormidos.
Fue en ese momento impensado, cuando una figura surgió entre la niebla: una niña vestida de blanco, de cabello oscuro como la noche cerrada. No parecía real. Sonrió, y con un gesto lo invitó a acercarse.
—¿Qué haces aquí, maestro de horas? —preguntó la niña.
Elías, que siempre había vivido midiendo el tiempo ajeno, sintió por primera vez que el suyo había llegado a un umbral. La niña le ofreció una pequeña caja dorada. Dentro, había una diminuta calavera de cristal.
Comprendió entonces que aquel instante, aquel lugar, aquella aparición, no eran casuales. Mientras sus ojos se cerraban con una serenidad inesperada, recordó las palabras que su abuelo le susurraba cuando era niño: Memento Mori. Recuerda que morirás.
No fue el final que Elías habría planeado. Pero en el fondo, ¿cuándo la muerte pregunta primero?
La estación quedó en silencio, las agujas del viejo reloj deteniéndose para siempre en las tres y treinta y tres.
He leído en el blog de Neo que estabas en recuperación , no sé lo que te pasó pero te deseo que pronto esté restablecida del todo. Buen e inquietante relato el que nos dejas. Un abrazo
ResponderEliminarBello relato, puede ser que en efecto nadie sabe el momento de la muerte, es decir es algo impensado o que uno prefiere por asi decirlo: "evitar pensar en dicho momento".
ResponderEliminarTodo el relato me da la sensacion como de una atmosfera eterea en cierta forma apacible, tranquila.
Fue una bella muerte.
Buenas, Nuria, un relato donde has dibujado con tus letras, la descripción de la imagen y las propuestas de las frases, un trabajo excelente con una bella aunque un final triste, la muerte no llama, pasa directamente. Un besote grande.
ResponderEliminarEs increíble, esa escena de imaginárselo toda una vida corrigiendo el tiempo, cuidando de no perderlo y como la vida pasaba por su lado sin él notarlo. Pro a todo reloj se le acaba la cuerda, o el pulso se detiene o la pila se agota... cuánto tiempo perdido...
ResponderEliminarHora Nuria. Me alegra que estés de vuelta y recuperándote. Se te echaba de menos. Un estupendo relato aunque ciertamente inquietante. Un fuerte abrazo. Cuídate!
ResponderEliminarNi el maestro de las horas puede escapar a la inclemencia del tiempo. Un excelente relato Nuria, que sigas recuperándote satisfactoriamente.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce fin de mes.
Bienvenida de nuevo Nuria!
ResponderEliminarSe te echaba de menos! Nos han traido un relato con un final triste aunque mágico. Creo que el final del relojero, aunque triste es muy poético digno de su profesión. Un abrazote y ánimos!
Olá, querida amiga Nuria!
ResponderEliminarGraças a Deus você já está entre nós!
Sim, tomou um ponto importante, se há algo que fugimos de sequer pensar é a morte que é o único que temos certeza quando viemos ao mundo.
Mesmo tendo fé, é um mistério que não digerimos com tanta paz, é mesmo um encontro impensado...
Gostei muito da sua abordagem diferenciada.
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos de paz
Hola Nuria, me alegro que ya estés mejor y que hayas retomado el blog. Un bonito relato, donde la muerte llega tan dulce como inesperada. Por mucho memento morí que nos hayamos dicho nunca se está preparado para ese trance. Un abrazo
ResponderEliminarMuy sugerente la forma en que la muerte se le presenta. No ya con la tradicional Parca, reseca y huesuda, sino como una niña tierna. Muy buen aporte Nuria. Muchas gracias por ello. Te mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos de pronta recuperación.
ResponderEliminarbienvenida de nuevo, nuria! espero que estés bien.
ResponderEliminarla muerte, ese tema que nunca dejará de ser tabú. me pregunto cómo o vivían en épocas más antiguas de la humanidad.
abrazos!!
Me gusto tu relato me sorprendiste. Te mando un beso.
ResponderEliminar¿Qué te pasa preciosa?, sea lo que sea, lo importante es que estés en recuperación, pero esos relatos no te ayudan.¡Vaya relato triste!, pero con tu sello impecable, mirándolo bien es una muerte serena la de D. elías.
ResponderEliminarUn abrazo y bienvenida a la recuperación.
Un relato tan bueno que me recordó al comienzo de la Trilogía de la Niebla de Carlos Ruiz Zafón, con en el reloj, el tren, la niebla...
ResponderEliminarDeseo también que te encuentres bien. ¡Mucha fuerza!
Un besazo
La descripción de la estación de tren abandonada me parece muy apropiada para el "Memento Mori" que le trae la niña al anciano. Y el perro hace de guía para que el relojero encuentre otro reloj, el de la vieja estación parado en la hora definitiva.
ResponderEliminarBuena aportación, Nuria. Te felicito.
Me alegro mucho de tu regreso.
Un abrazo.
Nuria mis deseos a tu total pronta mejoría. Tu relato deja muchas preguntas en el aire contrapones el comienzo con el final de la vida, una niña de mensajero de ese instante unico y supremo que es el final Un abrazo
ResponderEliminarSiempre hay que tener presente ese memento mori... nunca olvidar que viene sin avisar, aunque no se espere. Eso si, yo espero que vaya todo bien Nuria y que ya estés recuperada!
ResponderEliminarUn besazo!
Hola Nuria sin duda nos presentas un relato que ofrece una reflexión profunda sobre la inevitabilidad de la muerte y la percepción del tiempo, saludos
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestra visita y comentarios. Disculpad que responda en general pues aún me canso bastante. Un abrazo grande
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