#TÚmipoema
¡Y como trenzó su proeza el poeta!
Quizás con su sencilla modestia
al abrir su mano y poner rumbo a la mente,
Donde el eterno viento inquieta la parca y ondea su bandera,
cuál cortejo de párpados y estrellas.
¡Qué tres versos sean el ápice de mi condena!
Donde el poema llora por sus cadenas,
eslabón baldío que atraviesa el juego impío del amor.
Siento que el alma duele, se desgarra y sangra con la flor ceñida que el olvido encierra;
igual que el polvo del torpón que ahonda en el corazón si olvida la prosa y al poeta.
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