Entre Pesadillas y Sueños

Lo más ínquieto que tiene una consciencia, arrastra una belleza de luminosa blancura que desaparece arremolinada entre la brisa de un paisaje blanco, en el salón de los sueños emergen monstruos dentro de las pesadillas y nuestra miedo se convierte en suerte, o desdicha. 

Los amores matizan una presencia que irrumpe en los sueños del más allá de la maraña de recuerdos y transportan el dolor hasta nuestros sueños. A veces los rencores, deseos y anhelos se dibujan en las pesadillas para despertar el miedo. Parece la magia de nuestros sueños, la forma en que juega con los sentimientos. 

La dimensión de éstos, toma la idílica figura que cuestiona los sueños; el ángel de la guarda vela en ellos como una ensoñación de sucesos e imágenes que abren la puerta de nuestros recuerdos. 

Según recordamos, volamos en sueños, subimos y bajamos escaleras y nos bañamos en agua turbias o placenteras. Comemos pasteles, los bichos nos atacan y nos muerden los perros.