El decálogo de vivir
La primera vez que la oí pronunciar aquella frase, le pregunté su significado; ella, me miró y la frialdad de sus ojos me hizo estremecer.
—Pero, ¿qué, quieres decir?
Vaciló durante unos segundo antes de continuar, tras los cuales sonrió sarcástica.
—Eres una ignorante. Significa, que nada ni nadie está preparado para lo imprevisto de los sentimientos, ni mucho menos para un cuento de hadas que termina nada más empezar. Créeme. No, ironizo, el corazón se resquebraja en su dura realidad.
La miré asombrada. Sus palabras reflejaban el despecho de una mujer que había sufrido, pero al mismo tiempo, mostraban la imagen de una mujer fuerte como una roca.
—Bueno Sandra, ya está bien de paranoias—dijo Martina con seriedad—tengo dos hijos maravillosos, soy feliz, y tengo una vida que yo misma he fabricado, así que.
¡Viva la dolche vita!
—¡Viva!—respondí, sin más.
En aquel momento Martina se convirtió en todo un ejemplo para mí.
Lo primero que hice fue cambiar mi alimentación por una más saludable y sana. Cada mañana me levantaba temprano y preparaba la lista para el menú del dia que posteriormente compraba en el mercado. Todos los productos frescos y saludables además de variada para no caer en el aburrimiento.
Martina me llamó por teléfono para desayunar. Cuando nos vimos estaba radiante. Entramos en una cafetería y lo primero que pidió fue un wisky con hielo, para quitarse el frío argumentó. Pero no me gustó, para tener una vida sana hay que olvidar el alcohol. Nos despedimos bcon la intención de quedar otro día. Pero lo tenía muy claro, admiraba la fortaleza de Martina pero el alcohol no estaría en mi vida.
Con el alba, salía a caminar y hacer ejercicios de estiramiento que van fenomenal para mantener los músculos a raya. Por supuesto me olvidé del tabaco y el café. Fui a la revisión de mis migrañas y la doctora me recetó otras pastillas, pero aunque no le comenté nada no estaba dispuesta a tomar más pastillas cuando lo que deseaba era reducir la dosis. No llevaba una vida sexual activa porque no tenía pareja y de momento tampoco me apetecía. Hoy por hoy, hay muchas alternativas para disfrutar del sexo sin necesidad de un hombre, recuerdo el día que se lo comenté a Martina. Su primera reacción fue:
"—Enserio que no me tomas el pelo, tú con juguetitos, me parece tan raro que no puedo ni ponerlo y mi mente. Y luego se echó a reír a carcajadas."
En verano tenía la costumbre de ponerme una pamela de paja y así el sol no me daba en el rostro, ya que fui operada de un Carcinoma y el doctor me dijo que nada de sol de por vida, claro que a causa de ello cada año tenía que pincharme la vitamina D. No me importó. ero lo que no me hizo falta aprender tras lo de Martina fue tomarme la vida de otra manera. Sin agobio, sin estrés y sin prisas que es la manera más sana de mantener una vida saludable. Como soy una mujer activa, cree la asociación "Bienestar: el día a día de la mujer" la primera en asociarse fue Martina y después varias amigas que habían pasado por situaciones parecida a la suya. tenía muy claro que la integración social era muy importante para estas mujeres, perder el sentimiento de culpa y socializar durante las charlas que se organizaban; pues tomaban contacto unas con otras y se daban fuerza mutuamente para superar su situación.
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