No
podía posponer por más tiempo el interrogatorio. Llevaba toda la noche sin
dormir y estaba agotada. Suspiró y entró de nuevo en la sala.
-Espero
que haya recapacitado y esté dispuesto a confesar, si coopera se ahorrará tres
o cuatro años de cárcel.
El
detenido guardó silencio.
-¡Maldita
sea! Le caerán de diez a quince años por asesinato- amenazó Emma, teniente de homicidios.
-¡Cojonudo!-
Dijo su abogado, que acaba de entrar en la sala- intimidación y retención
ilegal, ya que no tiene ni una sola prueba contra mi defendido; va a tener que
dar muchas explicaciones teniente.
-Su
defendido fue detenido en la escena del crimen, abogado de pacotilla- Dijo Emma
fulminándole con la mirada.
-¿Y
eso le convierte en culpable, detective? ¿Tiene pruebas, o el arma homicida?
Estoy seguro de que no, o en tal caso ya estaría en el calabozo. ¿Me, equivoco? Si
no deja inmediatamente en libertad a mi cliente, se pasará el resto del año
rellenando papeles.
Se
produjo un inquieto silencio. El aire de la sala estaba cada vez más viciado, y
el olor a sudor del detenido comenzaba a
ser nauseabundo. Emma se dio cuenta que al detenido le temblaban las manos y
avanzó medio paso hacia él en actitud furiosa.
-¡No saldrás, fácilmente capullo!
-Está
usted amenazando a mi cliente, detective, la demandaré.
El
detenido miraba a Emma con expresión angustiosa, parecía acobardado. Por un
segundo le pareció que iba a hablar, pero agachó la cabeza y guardo
silencio.
-Espere
un momento abogado, quizás consiga sorprenderle, empiezo a cansarme de usted y
su cliente.- Dijo Emma, mientras salía de la sala dando un portazo.
La
detective volvió tras unos minutos.
-Bien
abogado Fints, su cliente queda detenido por asesinato con agravante de
alevosía.
-¿De
qué, está hablando teniente? ¿Es otra de sus tretas?- Replicó furioso el
abogado- No tiene pruebas de nada, le reitero que deje a mi cliente en libertad
de inmediato.
-Tenemos
un testigo que vio como asesinaba al vigilante del muelle 32 e incluso el lugar
donde tiró el arma.
El
abogado se quedó petrificado. Miró a su cliente con rabia. Durante unos minutos
guardó silencio pensando como se lo tomaría su padre, el alcalde de la ciudad.
-Por
lo visto su cliente era asiduo en los muelles, donde adquiría la cocaína,
aunque esta vez quería obtenerla sin pagar- Continuó Emma.
-No
hagas ninguna declaración, si no es, en mi presencia- advirtió el abogado a su
cliente-. Detective nos veremos en los tribunales, buenas noches.
Emma
ni se molestó en contestar.
El
detenido pidió un poco de agua. Se la trajeron y mientras bebía, la detective y
el policía de la sala comentaban los horas tan duras que habían transcurrido,
hasta encontrar un testigo. De pronto el detenido comenzó a echar espuma por la
boca.
Nada
pudieron hacer por él, se había tomado una píldora tóxica que ocultaba tras el
ojal de uno de los botones de su camisa.
Lo
irónico fueron las noticias que aparecieron al día siguiente en los diarios.
“El
joven hijo del alcalde de la ciudad, fallece tras un infarto, a causa de una
enfermedad cardiaca”
-Políticos
de mierda- refunfuñó Emma tirando furiosa el periódico a la papelera.
Nuria:
ResponderEliminarExcelente historia; que, al final, resulta ser la de un hijo del poder, como aquí los llamamos a esos buenos para nada.
En mi país hay bastantes casos de delitos -hasta homicidios- cometidos por este tipo de personajes.
El más resonante fue el crimen de María Soledad, perpetrado por el hijo de un diputado nacional, que contó con la ayuda oficial de la policía provincial para cubrir las pistas. Al final, la verdad se impuso y el gobernador debió renunciar. Curiosamente, hoy es Senador de la Nación.
No me pidan que avale a esta republiqueta.
Un beso.
Desde luego este tipo de elementos que se aprovechar del poder, deberian terminar con sus huesos en la carcel, pero injustamente siempre hay una mano abierta que acepta el soborno, gracias Arturo, un abrazo muy fuerte.
EliminarCuriosa historia, Nuria, donde quedan reflejadas algunos de los grandes males que nos aquejan en la actualidad.- Un beso
ResponderEliminarLamentablemente así es Arruillo, gracias y un fuerte abrazo.
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