"En el bolsillo del abrigo de Dirac quedó un número olvidado: tan enorme que no cabía en la libreta. Al volver a casa, lo sacó, lo miró y sonrió como quien reconoce una melodía matemática. Lo dejó sobre la mesa; la ecuación, al volver a su sitio, parecía ahora menos sola."
“La ciencia mide. El olvido pesa.”
En un rincón apagado del siglo XX, cuando Europa aún se tambaleaba entre guerras y genios, una figura sombría y olvidada vagaba por los pasillos de la Universidad de Cambridge. No era estudiante ni profesor, y tampoco jardinero o bibliotecario. Su nombre, si es que tenía uno, no constaba en los registros. Le llamaban simplemente el Espectro de las Ecuaciones.
Nadie sabía de dónde venía, pero algunos decían que había sido un alumno brillante que se perdió entre dimensiones, buscando la simetría perfecta.
Cierta noche de otoño, mientras la lluvia acariciaba los cristales del laboratorio de física teórica, un joven, Paul Dirac —aún no célebre, aún no osificado en bronce— se quedó trabajando hasta tarde. Estaba atrapado en una ecuación que parecía burlarse de él: una que debía unir la relatividad de Einstein con la mecánica cuántica de Schrödinger. Una ecuación imposible.
En un momento de frustración, alzó la vista. Allí estaba el Espectro. No como una aparición fantasmal, sino como una figura delgada, con un rostro borroso como una onda de probabilidad, de pie junto a la pizarra.
—La belleza... —susurró la figura, sin mover los labios— ...la belleza es la verdad de las ecuaciones.
Dirac, sin saber por qué, no sintió miedo. Más tarde diría que fue como si una simetría le hablara desde fuera del espacio-tiempo. Guiado por esa frase, reformuló sus pensamientos. Y semanas después, nació su célebre ecuación de Dirac, que predecía no solo el comportamiento del electrón relativista, sino algo más extraño aún: la existencia de su opuesto. La antimateria.
Convocatoria Café Hypatia Relatos olvidados 2
#Polivulgadores publicar el 15 de agosto con el enlace a vuestro relato o hilo, el hashtag #PVrelatosolvidados2 @hypatiacafe.
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