Demiurgo anfitrión está semana de la convocatoria juevera nos propone:
Escribir sobre lo onírico
Para ello nos presenta una serie de argumentos, basados en sueños. Mi historia está inspirada en los siguientes argumentos.
"Entre la vigilia y el sueño, un personaje es tentado para usar una máscara que le daría un poder oscuro."
"Un personaje se casa con una mujer pálida, callada y misteriosa, para quien el tiempo no parece pasar."
"Inevitablemente, un personaje tiene que pasar un puente por sobre un curso de agua. En donde suele escucharse una voz cavernosa y amenazante."
"Un recorrido por lugares de una ciudad, de la que se cuentan leyendas, es guiado por personas que fingen ser sobrenaturales. Y resultan serlo de verdad."
Y he aquí mi relato.
Entre la vigilia y el sueño, Mauro sostuvo la máscara con manos temblorosas. Era negra, sin rasgos, y parecía respirar. Una voz susurró desde la penumbra de su mente: “Póntela y serás más de lo que eres.”
Al hacerlo, fue transportado a un sendero de niebla densa que llevaba a un desgastado puente colgante. Bajo él, el silencio tenía peso. Al cruzarlo, lo recibió una voz cavernosa, que surgía de ninguna parte pero hablaba directo a su alma.
Del otro lado lo aguardaba la ciudad: opaca, detenida en un tiempo sin fechas. Era un laberinto de callejones vacíos, donde los faroles ardían con llamas azules. Tres figuras lo guiaron: un hombre sin rostro, una niña de ojos vacíos y un perro que hablaba en versos. Fingían ser espectros de una obra teatral… hasta que Mauro los vio atravesar muros y llorar sin lágrimas.
Finalmente, llegaron al corazón de la ciudad: el cementerio de Las Almas Perdidas. Allí, un panteón se alzaba como un palacio de mármol agrietado. Adentro, entre flores secas y retratos desvaídos, lo esperaba ella: una mujer pálida, vestida de novia antigua, con los ojos cerrados como quien duerme sin fin.
Se casaron bajo un cielo sin estrellas. Ella no habló, pero él sintió que su alma le pertenecía desde antes de nacer. Con el tiempo, descubrió los retratos en las criptas: ella aparecía en todos, siempre igual, en épocas distintas. Una misma muerte repetida.
Comprendió entonces que la máscara, lo había atado a un pacto. Ella era el espíritu de la última heredera del panteón, condenada a revivir su boda con cada alma tentada. Mauro, ahora su esposo, no podía irse. Porque ya no caminaba. Flotaba. Y su tumba lo esperaba, grabada con su nombre.
Me gustó esa fusión de historias, un relato digno del Romanticismo, como movimiento artístico. Me recuerda a algún cuento de Poe y hasta podría inspirar una pintura.
ResponderEliminarAplausos.
Hola Nuria, perdón que el comentario anterior iba dirigido a tí y como primero leí el de Jose puse José en lugar de tú nombre así que te pido por favor elimines ese comentario, ya que al no poder verlos yo no puedo
ResponderEliminarTe decía que realmente me gustó mucho tu relato, pues usaste varias de las consignas y lograste armar un relato redondo, muy bueno, es escalofriante y muy bueno. Va atravesando espacios y tiempo hasta el punto de dejarte en ese sitio sin nombre, flotando y sin ya ser un humano, sino entiendo yo un espíritu.
Me ha encantado, un abrazo Nuria y buena semana
PATRICIA F.
creo que es cierto, ya que las creaturas sobrenaturales como que no les interesa mucho si nosotros tenemos una vida a respetar, simplemente "se llevan" nuestra energia vital y no se sacian, nunca.
ResponderEliminarTe quedo genial, el pacto y el castigo. El relato hasta da un poco de miedo. Te mando un beso.
ResponderEliminarEstuvimos muy cerca, tan cerca que no se ocupa sólo un inicio, sino un sueño que se inicia una y otra vez. Ocupe tres inicios, y y no pude más.
ResponderEliminargenial.
ResponderEliminarMuy bien, cada frase que has elegido, esa máscara le hizo ver su pasado y su futuro.
ResponderEliminarUn relato digno de una miniserie romántica un poco gótica jajaja. Te felicito Nuria.
Besotes, feliz semana.
los sueños son mágicos, desafían las leyes del espacio y el tiempo. en tu relato nos has trasladado a esos maravillosos mundos irreales...
ResponderEliminarabrazos, nuria!!
Gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegra que os haya gustado. Un abrazo grande
ResponderEliminarAy, como me gusta! Los relatos tenebrosos me entusiasman.
ResponderEliminarGenial, Nuria, felicidades por tu relato.
Besitos.
Gracias Carmen, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarHola Nuria!
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, entre lo onírico y la realidad, como pedía nuestro anfitrion "Demiurgo", te ha resultado una historia la mar de romántica aunque tenga un trágico final anunciado para el protagonista/soñador! Un abrazote!
Gracias Marifelita, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarQuerida amiga Nuria, sua criatividade em alta fez um belíssimo conto.
ResponderEliminarPrendeu a atenção do início ao fim.
Gostei de ler, de alto nível.
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos de paz
Excelente relato surgido de tu maravillosa creatividad y la conjugación de las propuestas demiúrgicas que has seleccionado, Nuria. Un gusto leerte. Un abrazo
ResponderEliminarP.d no sé si se cargó mi comentario. Espero que si
ResponderEliminarPrecioso Nuria, muy romántico. Parece victoriano, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn besazo!
Una historia magistral. Hay que tener cuidado a que te comprometes en el plano onírico también. Me ha encantado ese ambiente envolvente que has creado con esa ciudad detenida en un tiempo sin fechas. Y como hemos acompañado con tu estupenda narrativa a Mauro hasta su trágico final. Feliz fin de semana
ResponderEliminarToda una puesta daliniana puesta es escena Inmejorable Un abrazo
ResponderEliminarOriginal esa muerte repetida a lo largo de épocas distintas.
ResponderEliminarBesos
Hola Nuria:
ResponderEliminarUy, qué miedo de máscara... pero ese destino trágico hace que tu historia sea casi legendaria, de esas que no se olvidan fácilmente. Semejante a algunas historias como Los ojos verdes, de Bécquer...
Un abrazo.
Muchas gracias a todos por vuestra visita y comentarios. Disculpad que responda generalizando. Estoy contenta de que os haya gustado. Un abrazo fuerte
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