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martes, 4 de octubre de 2022

El propietario


 

Desde el blog de José Antonio Sánchez, Acervo de Letras  nos propone este mes de octubre el siguiente reto:

Contar historias de…

UN OTOÑO DE MIEDO

¿Os atrevéis a usar escenas cotidianas, personajes corrientes, sucesos nada relevantes… y transformarlos en auténticas historias de terror?

No os olvidéis que debe ocurrir en Otoño.

Para más información pasaros por su blog. 

Esta es mi aportación al reto... 






Llegaron a la cabaña del lago al atardecer. El propietario, un hombre bastante serio, les esperaba para hacer la entrega de las llaves. Resultó ser una persona agradable que al marchar les dijo: 

—Es un lugar idóneo, puede que lleguen a aburrirse. Si querían descansar es el mejor entorno. Que lo disfruten. 

—Gracias, estoy seguro lo pasaremos bien. 

Se despidieron con un apretón de manos hasta el próximo día en que debía entregar las llaves. 

La cabaña estaba situada frente al lago y todo quedaba oculto por la densa arboleda que rodeaba el lugar. Era el sitio perfecto para una velada romántica. 

Imagen de Isa KARAKUS en Pixabay obtenida del blog Acervo de Letras. 

Román quiso preparar unas pechugas de pollo y ensalada para cenar que acompañó con una botella de vino blanco. El propietario les había dejado una botella de vino tinto como regalo de bienvenida, pero la reservó para más tarde. 

—Laura la cena está lista. 

Mientras cenaban conversaron sobre lo agradable del lugar. Del anhelado silencio que solo algunos pájaros de vez en cuando lograban romper. 

—¿Has oído eso? —Dijo Laura. 

—Son los troncos de la chimenea, la madera cruje al arder. Relájate. Anda ven, estrenaremos el vino tinto. 

Cogió la botella, dos copas y se sentó con Laura sobre la preciosa alfombra de piel de tigre. 

Laura mientras daba un tragó de vino observó que desde una esquina del cuadro que estaba sobre la chimenea, asomaba un pequeño trozo de tela. Se levantó y tiró de él con suavidad; era una diminuta muñeca de tela. En su cara las mejillas estaban cortadas en cruz, sus brazos y pies los habían atado de forma extraña con una cuerda negra y en su rostro había una mueca que parecía una sonrisa torcida. 

Miró a Daniel inquieta. Pero el se limitó a decir:

—Seguramente es una bruma del propietario. 

—¿Tú crees? 

Su mirada recriminatoria la hizo callar. Pensó que se estaba comportando como una niña y aunque una sensación extraña invadía su estómago optó por no decir nada más al respecto. 

Desde la ventana el propietario de la cabaña observaba oculto. Pronto el vino actuó y los dos quedaron dormidos bajo los efectos del narcótico. El hombre entró con su llave. Puso un cuenco de madera de ébano sobre la mesa. Introdujo dentro la foto que rezagado tras un árbol les había hecho en el momento en que llegaron. Cortó un mechón de pelo a Laura y lo puso en el cuenco, añadió una pluma de cuervo, una araña negra y un puñado de ceniza de un difunto, encima puso la muñeca que Laura había encontrado y el muñeco que guardaba oculto bajo la mesa. 

Una efímera expresión de gozo aparecía en su rostro mientras machacaba con ímpetu los ingredientes de la pócima para su ritual. Una ráfaga de viento golpeó la ventana. El otoño parecía estar en pleno apogeo. Cogió el cuenco con ambas manos para iniciar el proceso del ritual de retorno;

—A Mumm-Ra, A Mumm-Ra, A Mumm-Ra, te entrego sus vidas para… 

Román cortó sus palabras dándole un certero golpe en la cabeza con un tronco de la chimenea; el hombre se desplomó en el suelo inconsciente. Entonces cogió a Laura y la llevó al coche. Regresó a la cabaña, sacó sus pocas pertenencias y volvió al coche para regresar con el bidón de gasolina que tenía por costumbre de llevar de repuesto. 

Entonces el hombre algo atontado por el golpe se levantó empuñando un cuchillo. Román se lanzó sobre él sujetando la mano que llevaba el arma. Este le golpeó con la rodilla en el abdomen. Román gritó, pero fue lo suficientemente rápido para asestarle un puñetazo que de nuevo lo tumbó en el suelo. Lo cogió del cuello y le apretó con hasta lograr que perdiera se desmayase. 

Roció todo con la gasolina. Miró de nuevo al hombre que aún seguía inconsciente, un hilillo de sangre salía de su boca. Román supuso que tenía una conmoción cerebral. Cogió su mechero y lo lanzó dentro de la cabaña que estalló en llamas. No tuvo empatía con aquel hombre que estuvo a punto de matarles. Por suerte su insomnio crónico le había creado una resistencia a los narcóticos, por eso despertó pronto y lograron escapar. 

La policía formuló un montón de preguntas para las que no tuvieron respuesta. Días después leyeron en los periódicos que en una parte del terreno cercano a la cabaña habían hallado doce cuerpos enterrados de otras parejas que habían acudido al lugar. A todos les habían arrancado los ojos. 

Sin saberlo, Román había roto el macabro ritual que el asesino en serie llevaba ejecutando año tras año, obsesionado con devolver a la vida los espíritus del mal.


11 comentarios:

  1. Wow, Nuria. 😨😨😨
    Vaya relato te has montado.
    Y yo que pensaba irme a una casita rural este finde, ¡ni de coña! (no por el miedito del relato, sino porque sigo de obras. 😅😂).
    Has mezclado brujería, un serial killer y un muchacho insomne capaz de convertirse en John McClane la próxima Navidad.
    Solo te habría faltado cambiar el vino tinto por las castañas. 😜
    Además, has usado un asesino más corriente de lo que se piensa.
    Felicidades.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Muy bueno. Es que los asesinos en serie dan mucho juego. Son horribles, pero generan tirón.

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    2. Gracias José Antonio, espero que te sorprendiera un poquito, y es que el otoño altera los sentidos y perturba la mente. 🤦‍♀️🤣 Gracias. Un abrazo

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    3. Gracias José Antonio, la imaginación a veces se desborda 😜 un abrazo

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  2. Gracias delaFlor, me alegro que te gustase. Los asesinos en serie no pueden faltar. 😜 Un abrazo

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  3. Un relato engañoso, empieza suave y luego PUMM te golpea fuerte, aceleras la lectura para ver si se salvan. La verdad sí que da miedo. Felicidades, muy buen relato.

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  4. Hola Nuria. Que susto me llevé jajajaja 😁 Esas cabañas solitarias en medio de la nada son encantadoras, pero te confieso que asusta. Excelente relato. Un abrazo 🐾

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  5. Hola Nuria, muy buen relato.
    La verdad es que se veía un buen vecino y lo que menos me esperaba es que fuese un asesino en serie, menos mal que todo acabó bien.
    Yo también participó en vadereto.
    Besos de flor.

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