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lunes, 6 de enero de 2020

El futuro no perece


La vida es nuestra y la ciudad espera
que al anochecer la luna luzca solera y
las chimeneas humeen en el frío invierno.

Las nubes al viento siguen en cadena
ataviadas por la luz de las estrellas qué
rezagadas quedan a merced de la niebla.

Vamos trazando el camino de Oriente
bajo el humo de las chimeneas la urbe se dirige hacia un futuro que no perece
y que el poeta escribe pesadamente.

Se disipa la niebla como una niña que juega entre risas y promesas; el viento cálido se posa a sus pies, alza la cabeza y se detiene.

Se descubren los versos de la vida y la ciudad espera el momento del lucero
que osado deambula bajo la luz de la luna.


©Nuria de Espinosa

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