Somos
mentes atrapadas en nuestro propio pensamiento. Una tendencia, una reflexión,
un instante de inspiración y de nuevo la pluma y toda la imaginación se muestra
en un papel, que algunas veces es imperecedero. Como una mota de polvo, toda
sensación queda evaporada; fusionándose con el viento, la lluvia, la frialdad del
gélido invierno; pero resurgiendo con el calor del estío y el fuego de nuestros
versos.
Caminamos
sobre universos inusitados, siempre
atentos al brillo de las estrellas, de la tenue luz de la alborada, de la paz templada
y de luna cuando se ausenta. ¿Dónde fuiste princesa de las mareas? Tú que eres
fiel reflejo de los océanos, tenue silencio en el crepúsculo, testigo inerte de
los amantes; serenidad de quién te admira desde la cima de la montaña.
¡Déjame
ver, por qué tu luz no acompaña mi camino!
Nuria:
ResponderEliminarQuizá haya que aguzar la vista para que, en la oscuridad nocturna, hallar el camino correcto.
Muy interesante poema, que es a la vez reflexivo e intrigante.
Besos.
Gracias Arturo por tus palabras, disculpa mi tardanza en contestar pues aún permanezco recuperandome, un abrazo muy fuerte.
EliminarA VECES LA LUZ NOS ABANDONA PORQUE YA TENEMOS LA NUESTRA PROPIA, SOLO QUE AUN NO LA SABEMOS VER.
ResponderEliminarGracias Antonia por tus palabras, disculpa mi tardanza en contestar pues aún estoy recuperandome, un abrazo muy fuerte.
EliminarUna reflexión apasionada desde el interior de la poeta que hay en ti.
ResponderEliminarQue esa pregunta tenga pronta respuesta.
Un abrazo
Gracias Arruillo por tus palabras, disculpa mi tardanza en contestar pues aún estoy recuperandome, un abrazo muy fuerte
EliminarLa luz de la creación poética siempre acompaña tus trabajos, te deseo el mejor año literario, un abrazo
ResponderEliminarhttp://capitulosromanticos.blogspot.com.ar/
Gracias Néstor por tus palabras, disculpa mi tardanza en contestar pues aún estoy recuperandome, un abrazo muy fuerte
EliminarProsa poética de alta calidad; un placer encontrarte y leerte ahora acá, querida Nuria...
ResponderEliminarGracias Adolfo, un abrazo muy fuerte.
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