La locura del fuego fatuo

 #FuegosFatuos 

Aquí en este rincón de mi universo dejo la pauta de mis versos en esta tarde de crepúsculos rojos, y sueños etéreos, busco el jardín de los recuerdos.

¡Qué locura!

El mar es un pozo cristalino bajo la lánguida mirada de las olas.

¡La noche es una ofrenda!

El mal contra el mal, silenciosa sombra que se esfuma y se disuelve entre la espuma.

No quiero el ósculo frío; que el huracán fulguré con el viento vacío.

¿Quién recorre el resplandor matutino? La aurora, el alba, o el fatídico destino.

Sucumbo a la ruptura de las y hojas y engarzo la tempestad con calma en la pupila inquieta que interpreta mis letras.

Ni la voz del alma, ni el lenguaje de mi pluma taciturna, se clavan en la sombra del pasado.

Bajo el mar, centellea la sirena que reprocha la neblina de quién se lamenta.

En este torrente de líneas fugaces un corazón palpita el anhelo profundo. 

Ausentes temores, divagaciones presentes. 

Ahora seguiré escribiendo; tal vez, si recuerdo el soneto sereno en la arena plácida lo consiga.

¡Nace la angustia directa!

Ebria de amor y ausencia que no da tregua.

No acerques los sentidos, nadie sabe si la tierra polvorienta muere.

Luz de mis huellas; lenta nostalgia que arde.

Pero sorda y confusa busco la luz de la luna.

Porque el mal contra el mal casi siempre tiene la última palabra.