Las rosas llacian sobre el frío mármol
a su lado una simple nota de despedida
me sentí perdida, hundida.
Amanecía lloviendo y lloraba mi alma
con la lluvia que lo empapa todo
y aquellos sentimientos que no se
despedían de mí corazón tocaron fondo.
Mi mente giraba como una rueca que aparece asustada ante tantos caminos que
se presentan extraños sobre tus pasos.
Me sentía distinta, diferente, como si estuviera viva! Y la sensación me gustó,
era desconocida para mí. Qué raro.
Sería la sensación que daba la felicidad?
Sin apenas darme cuenta
perdida en la encrucijada
de mis pensamientos
llegó la oscuridad del anochecer.
Un relampago irrumpió en el cielo
las estrellas parecieron brillar aún más,
la luna llena sonreía altanera, y yo,
me di cuenta de que la vida es única,
es bella, hermosa y perecedera.
Hay que vivirla, sin preocuparse por lo trivial, si no por lo que realmente
necesitamos para vivir,
haciendo el bien y
dando amor al progimo.
Feliz Navidad
©Nuria de Espinosa
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