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jueves, 31 de agosto de 2017

Vivir

Un extraño perfume invadió la estancia. Colores rosados resplandecieron en los albores del ocaso. Algo renacía en su interior. Asombrada por el aroma que aturdía sus sentidos impidiéndole pensar con coherencia se esforzaba por permanecer en la cama.
Se estremeció. Su resignación al corto camino hacia la vejez persistía. Los párpados le pesaban como frías pesas de duro acero, aún así abrió los ojos y sonrió levemente.
Un largo día más-se dijo- y de nuevo la tristeza inundó su corazón

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