Entiendo que mi
alma ha despertado, a una vida sin sentido,
mi mente ordena
calma y control a mis sentidos,
es una señal que
deduzco, de un terminado desatino.
Mi garganta ya
no suspira, ni mi voz se quebranta
ya no soy
prisionera, ni de tu amor ni de tus palabras.
He recobrado la
firmeza de una vida deteriorada
como un sueño
que te despierta y te enseña, una puerta opuesta.
La ilusión,
ilumina mi camino y no doy tregua a mi destino,
aprendí que la
vida merece la pena, y que el dolor pasa,
y enciende una
nueva estrella, cuyo apodo se llama, esperanza.
©
Núria de Espinosa
Que no nos falte esa esperanza, Nuria, y que los despertares sean cada día más bellos.
ResponderEliminarUn abrazo
La verdad es que sí J,R. Infante, gracias por tus palabras, abrazos
EliminarQue poema más triste, Nuría, seguro que algún recuerdo bonito te queda, un abrazo
ResponderEliminarPor supuesto Jose, siempre se saca algo positivo de toda experiencia, la vida es complicada y afrontarla no es fácil en muchas ocasiones, pero la esperanza e ilusión siempre dejan una puerta abierta, un abrazo
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