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sábado, 2 de febrero de 2013

Navegando hacía el alma




Navego en un océano en calma, cuya suave brisa marina desgasta mi rostro; no puedes alcanzarme, ni interrumpir la serenidad que fluye de mi interior y que como un rayo de luz ilumina el horizonte.
Hoy, siento una entereza que fluye por mis venas, igual que una balsa de aceite que apacigua mis días de extraña soledad. Me gustaría ser como una gaviota que vuela sobre altamar, sin rumbo pero serena.

Un día puedo ser un rayo cósmico que cruza el firmamento, y en otro instante una estrella fugaz que cruza los cielos; o incluso una tormenta de relámpagos y truenos.

Pero en este momento presente; solo soy una sombra, una partícula en el tiempo, una leve sonrisa, que se apaga sin remedio, y a pesar de todo navega sosegada, en un barco a la deriva; llamado esperanza.

2 comentarios:

  1. Nuria:
    ¡Qué hermoso poema!
    Llega a lo más profundo del ser; da paz y esperanza, como bien dice el texto.
    Un beso.

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  2. Gracias Arturo por tus bellas palabras, me alegra te guste, un abrazo muy fuerte.

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