Siempre
podemos encontrar un instante, un momento en el que disfrutar de una buena
lectura. Un libro es una puerta abierta a todo un infinito lleno de
imaginación.
Bajo
la sombra de un olivo
la
serenidad me acompañaba
arropada
por el verde ramaje
que
obligaba a mi pensamiento
a
iniciar el camino hacia el sendero
del riachuelo que fluía incesante,
letra
a letra,
por
cada nueva página
de
un caluroso atardecer
que
cobijaba el silencio de la soledad.
Tal y como lo pones ¿quién se puede negar a una plácida lectura?
ResponderEliminarEstupenda proclama, Nuria.
Besos.
Gracias Arruillo, me alegra te gustase, un abrazo.
ResponderEliminar